València, 15.09.2018
La región del Mediterráneo se encuentra en una situación geopolítica crítica: los conflictos, antiguos y nuevos, y las tensiones se acumulan, las desigualdades económicas y sociales persisten y en consecuencia, la migración y los dramas humanitarios no han parado de crecer. Sin embargo, los desafíos geopolíticos y geoestratégicas van más allá del espacio mediterráneo. La región está experimentando la influencia de Rusia, de los Estados Unidos y cada día más de China. La división Norte – Sur se acentúa pero sin embargo, en los países que bordean el Mediterráneo, el ideal de la fundación de un espacio regional integrado permanece.
El objetivo de la FACM es promover una ciudadanía común a escala mediterránea, organizar un movimiento de ciudadanos mediterráneos para contribuir al cambio de las relaciones económicas y políticas entre los países del Norte, del Sur y del Este, y dentro de cada país, y para potenciar la democracia y el respeto por los derechos humanos. La perspectiva a largo plazo es coadyuvar a la construcción de una comunidad de pueblos mediterráneos para la prosperidad en la región. Para ello, la ACM ha establecido un espacio ciudadano mediterráneo, basado en sólidos valores y principios, con reconocimiento de los derechos consagrados por las Naciones Unidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.
Las elecciones celebradas en diferentes países europeos en los últimos años han dado lugar a un aumento de los partidos populistas, incluso de extrema derecha, algunos de los cuales ahora están en el poder. Aprovechando la creciente desconfianza de algunos ciudadanos con respecto a los partidos políticos tradicionales y exacerbando sus preocupaciones, en particular con respecto a la inmigración y los refugiados, estos partidos cuestionan, en sus programas y discursos, muchos de nuestros derechos e instituciones. Suponen un desafío para nuestra cohesión social y nuestro modelo democrático y afectan a la política europea en el Mediterráneo. El Consejo Consultivo pide a los representantes políticos europeos que consideren este riesgo. Es nuestra responsabilidad recordar que la democracia y los derechos humanos nunca se ganan definitivamente y requieren una constante vigilancia. Es su deber volver a ilusionar a nuestras democracias con proyectos políticos audaces e inclusivos.
Después del entusiasmo levantado por la ola de levantamientos árabes, el autoritarismo está reapareciendo. El Consejo Consultivo de la FACM expresa su preocupación por la crítica situación de las libertades y los derechos humanos en el sur y el este del Mediterráneo donde, con algunas excepciones, el estado de derecho se incumple frecuentemente, la prensa libre está amordazada y el sistema policial está de vuelta.
Hay más de 65 millones de refugiados en el mundo de hoy. La FACM reitera la necesidad de hacer cumplir las leyes internacionales referidas a los derechos humanos y no solo hacer de esto una cuestión moral.Pedimos a los gobiernos que recuerden sus compromisos en este sentido y que apliquen estos derechos humanos por igual a todas las categorías de migrantes. Expresamos nuestra determinación de priorizar el rescate de vidas humanas en el Mediterráneo, una acción que debe considerarse como una responsabilidad global. Pedimos que la ayuda a los migrantes no se considere un delito y, por esta razón, proponemos que la legislación nacional se modifique en consecuencia.
En un contexto de represión global, la cuestión nacional palestina que ha sido un catalizador para el desarrollo político regional ha perdido su centralidad. Esto abre posibilidades para que el estado de Israel y los Estados Unidos tomen la iniciativa. La aceleración de la colonización, la marginación de la OLP y la Autoridad Palestina y recientemente la provocación que ha significado el traslado de la Embajada de los Estados Unidos a Jerusalén, son acciones fuente de tensiones que pueden llegar a ser explosivas. La FACM condena la reducción de la ayuda a los campos de refugiados en Palestina, una decisión de los Estados Unidos que compromete seriamente la supervivencia de seis millones de personas que dependen de este apoyo para la atención médica y la educación
Nos hemos reunido en un momento en que se intensifican los bombardeos en el norte de Siria. La ciudad de Idlib, el último bastión de la oposición siria, se ha convertido en el nuevo objetivo de la aviación rusa y las fuerzas terrestres iraníes y sirias subordinadas al poder de Damasco. Un pequeño pueblo de 250 mil habitantes alberga desde hace unos años a más de 3 millones de civiles, la mayoría de ellos desplazados. Los hospitales y las clínicas fueron los primeros objetivos que se destruyeron y actualmente la mayoría de ellos están fuera de servicio. Con el pretexto de desalojar a diez mil miembros de grupos radicales, millones de civiles son amenazados de muerte. La ciudad y su región están pagando un alto precio por su firme compromiso con las manifestaciones pacíficas que anunciaron el comienzo de la revolución siria antes de que se convirtiera en una masacre. La FACM alerta a los pueblos del Mediterráneo y a las instituciones oficiales sobre la catástrofe humanitaria que se avecina y que, al igual que sus predecesoras, corre el riesgo de pasar desapercibida por la comunidad internacional. Decenas de miles de civiles pronto volverán a estar en las rutas del éxodo en el área mediterránea.
La FACM denuncia, en conformidad con las recomendaciones de las autoridades internacionales. la venta de armas a países involucrados en conflictos armados, como lo son los operativos de la coalición en el Golfo Arabo-Pérsico, Los gobiernos no deben comprometerse con los actores que utilizan sus armas contra objetivos civiles.
Estas diferentes observaciones son angustiosa y conducen al pesimismo. En este marco la juventud, que se caracteriza por su apertura al mundo y su propensión a la generosidad, es un activo para identificar soluciones beneficiosas.
Recordamos el mensaje de Edgard Morin, miembro del Consejo Consultivo en su discurso de apertura en la reunión de ACM en Túnez en 2011:
“El Mediterráneo es un mundo de solidaridad, único, de fuertes valores de fraternidad y de honor que son hoy cruciales. En este sentido, la ACM es la piedra angular de este maravilloso edificio y proyecto para el futuro”.