Majach: “Tuve que hacer un examen de castellano para obtener la nacionalidad, a pesar de haber cursado toda mi educación en España”

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Majach, de 28 años, llegó a España cuando tenía 5 con sus padres como refugiado, procedente de la República de Daguestán, después de que en el país empezara a haber conflictos internos y guerrillas en el año 2000. Cuando llegó a España, la familia estuvo alrededor de un año en el CAR de Mislata (Valencia). A día de hoy, Majach estudia Traducción e Interpretación en la Universidad de Valencia, y obtuvo la nacionalidad española a los 27 años, después de 7 años de espera.

Fundación ACM: ¿Cuáles fueron los motivos que os llevaron a emigrar?

Majach: Vivíamos en una zona conflictiva de Rusia y nos tuvimos que mudar. Yo era muy pequeño, tenía 5 años, y no me enteraba mucho pero sí que oía conversaciones en las que hablaban sobre si el grosor de las paredes podría resistir una explosión cerca.

Fundación ACM: ¿En qué año ocurrió esto?

Majach: En el año 2000.

Fundación ACM: ¿Y cómo llegasteis a España?

Majach: Vine con mis padres a España, viajamos en tren y coche hasta llegar aquí. Estuvimos en Madrid unos meses y después nos mandaron al CAR de Mislata.

Fundación ACM: ¿Alguna vez has sufrido racismo o bullying aquí en España?

Majach: En el primer colegio en el que me matricularon, el Santa Cruz, no sufrí bullying. Luego me cambiaron de colegio y allí si me discriminaban por ser extranjero, porque en todo el colegio había solo dos personas extranjeras. Ahora esto ha cambiado, en todos los colegios hay u 10% o un 20% de personas extranjeras. Más o menos me integraba, pero la coletilla era “puto ruso de mierda” o “ruso loco”. Y aunque soy ruso, en la zona de la que vengo no podías ir por allí llamando ruso a las personas porque había conflicto.

Fundación ACM: ¿Pero tenías amigos?

Majach: Sí, lo único que a mí no me gustaba jugar al fútbol como a la mayoría, así que iba más a mi rollo y me juntaba con otros chicos y jugábamos a otras cosas como el lego o los tazos. También la liaba y me llamaban la atención porque era un chaval que sentía que tenía que hacer lo posible por gustarle al resto y que tampoco estaba muy atendido por su familia, y veía que a lo mejor su familia no estaba del todo integrada y que no son un ejemplo a seguir para parecer normal. Uno lo que quiere cuando es extranjero es parecer normal y que no se note que eres extranjero. Eso les pasa incluso más a los niños que a los adultos.

Fundación ACM: Claro, porque perciben la realidad de otra forma

Majach: Ser extranjero también es luchar contra uno mismo, ya no es solo que te discriminen o no, sino no liarla demasiado y no ser tú el culpable de algún tipo de discriminación. En esa época uno era el ruso, el otro era el gordo, el otro el esmirriado…yo no puedo decir que me discriminaran solo a mí por ser ruso.

Fundación ACM: ¿Tus padres a qué se dedicaban en ese momento?

Majach: En hostelería, porque claro, qué vas a hacer si no.

Fundación ACM: ¿Y cuando estaban en Daguestán?

Majach: Mi madre era bioquímica y mi padre inspector de aduana, tenía con un dóberman que iba por ahí oliendo quién llevaba droga.

Fundación ACM: ¿Tu madre ha podido convalidar su título?

Majach: Sí, después de muchos años de lucha ha podido convalidarlo, pero ahora se dedica a la integración social.

Fundación ACM: ¿Piensas que has tenido el mismo trato y oportunidades que un niño que ha nacido en España?

Majach: Es otro tipo de discriminación. Por ejemplo este fin de semana mis amigos se van a su pueblo, y yo no tengo pueblo. Ver que hay gente con unos cuantos chalets, la casa ya pagada…Tú eres pequeño y ya con 10 años piensas estas cosas. Yo creo que maduras un poco antes porque te das cuenta de que tu familia no tiene nada porque ha tenido que empezar de cero y aunque sabes que van a buscarse la vida de una forma u otra, tú ya sientes que tienes que formar parte de esto. Tienes el pensamiento de no tengo dónde caerme muerto, te acostumbras a tener pocos familiares, transformas a amigos en familiares.

Aparte de esas causas físicas de la discriminación, de que tu familia emigra a un sitio donde no tiene nada y empieza de cero, a no ser que sea una familia que tiene una multinacional…Hay personas adineradas que emigran y no tienen dificultades.

Fundación ACM: ¿Qué consejo le daría a gente joven que estuviera pensando en emigrar?

Majach: Lo que recomendaría es intentar conseguir la nacionalidad española porque es relativamente fácil en comparación al resto de países de Europa y es uno de los países con mejor pasaporte, y una vez tengas ese billete de la libertad irte a un país como Noruega, Dinamarca o Suiza para ahorrar. Luego puedes volver aquí y comprar una casa o lo que haga falta. Es que claro, tú no puedes estudiar en tu país y venir aquí porque no te van a convalidar el título y vas a estar mucho tiempo esperando. No hay ningún consejo que dar…acostúmbrate a fregar platos mientras.

Fundación ACM: ¿Te consideras español?

Majach: Bueno, me dieron la nacionalidad el año pasado, pero esto es lo más fuerte que he tenido que vivir aquí en años. Yo era prácticamente apátrida, era refugiado y no podía trabajar fuera de España, yo sentía como que España era una cárcel. Intentaba ir a trabajar a un país de Europa y con mi documentación, aunque tuviera todo en regla aquí, no me dejaban. Me he sentido muy discriminado fuera. En teoría te dicen que si tienes el NIE eres como cualquier otro ciudadano de la UE, pero en la práctica te piden pasaporte en todos lados para trabajar, antes que el DNI. Con mi título de viaje azul tenían problemas para contratarme, y para ahorrar tiempo les era más fácil contratar a un español. Esto es un punto muy importante que todavía no han cambiado, es algo que no se dice, pero pasa. Como no tuviera contactos por ahí o no fuera amigo de algún jefe que me contratara, era muy difícil.

Ahora tengo la nacionalidad, la pedí con 21 años y me la dieron hace un año, a los 27, pero hasta el momento yo tenía este problema muy grande.  Me sentí muy discriminado porque a pesar de haber cursado toda mi educación en España y haber hecho toda mi vida aquí tuve que pasar un examen de castellano. La parte oral era una entrevista y en cuanto saludé a los examinadores y vieron que no tenía acento me dijeron “no queremos hacerte perder el tiempo, te ponemos un 10”. Ahora si no me va bien en la universidad puedo irme a otro país a trabajar, pero eso no lo podía decir antes.