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Majach: “Tuve que hacer un examen de castellano para obtener la nacionalidad, a pesar de haber cursado toda mi educación en España”

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Majach, de 28 años, llegó a España cuando tenía 5 con sus padres como refugiado, procedente de la República de Daguestán, después de que en el país empezara a haber conflictos internos y guerrillas en el año 2000. Cuando llegó a España, la familia estuvo alrededor de un año en el CAR de Mislata (Valencia). A día de hoy, Majach estudia Traducción e Interpretación en la Universidad de Valencia, y obtuvo la nacionalidad española a los 27 años, después de 7 años de espera.

Fundación ACM: ¿Cuáles fueron los motivos que os llevaron a emigrar?

Majach: Vivíamos en una zona conflictiva de Rusia y nos tuvimos que mudar. Yo era muy pequeño, tenía 5 años, y no me enteraba mucho pero sí que oía conversaciones en las que hablaban sobre si el grosor de las paredes podría resistir una explosión cerca.

Fundación ACM: ¿En qué año ocurrió esto?

Majach: En el año 2000.

Fundación ACM: ¿Y cómo llegasteis a España?

Majach: Vine con mis padres a España, viajamos en tren y coche hasta llegar aquí. Estuvimos en Madrid unos meses y después nos mandaron al CAR de Mislata.

Fundación ACM: ¿Alguna vez has sufrido racismo o bullying aquí en España?

Majach: En el primer colegio en el que me matricularon, el Santa Cruz, no sufrí bullying. Luego me cambiaron de colegio y allí si me discriminaban por ser extranjero, porque en todo el colegio había solo dos personas extranjeras. Ahora esto ha cambiado, en todos los colegios hay u 10% o un 20% de personas extranjeras. Más o menos me integraba, pero la coletilla era “puto ruso de mierda” o “ruso loco”. Y aunque soy ruso, en la zona de la que vengo no podías ir por allí llamando ruso a las personas porque había conflicto.

Fundación ACM: ¿Pero tenías amigos?

Majach: Sí, lo único que a mí no me gustaba jugar al fútbol como a la mayoría, así que iba más a mi rollo y me juntaba con otros chicos y jugábamos a otras cosas como el lego o los tazos. También la liaba y me llamaban la atención porque era un chaval que sentía que tenía que hacer lo posible por gustarle al resto y que tampoco estaba muy atendido por su familia, y veía que a lo mejor su familia no estaba del todo integrada y que no son un ejemplo a seguir para parecer normal. Uno lo que quiere cuando es extranjero es parecer normal y que no se note que eres extranjero. Eso les pasa incluso más a los niños que a los adultos.

Fundación ACM: Claro, porque perciben la realidad de otra forma

Majach: Ser extranjero también es luchar contra uno mismo, ya no es solo que te discriminen o no, sino no liarla demasiado y no ser tú el culpable de algún tipo de discriminación. En esa época uno era el ruso, el otro era el gordo, el otro el esmirriado…yo no puedo decir que me discriminaran solo a mí por ser ruso.

Fundación ACM: ¿Tus padres a qué se dedicaban en ese momento?

Majach: En hostelería, porque claro, qué vas a hacer si no.

Fundación ACM: ¿Y cuando estaban en Daguestán?

Majach: Mi madre era bioquímica y mi padre inspector de aduana, tenía con un dóberman que iba por ahí oliendo quién llevaba droga.

Fundación ACM: ¿Tu madre ha podido convalidar su título?

Majach: Sí, después de muchos años de lucha ha podido convalidarlo, pero ahora se dedica a la integración social.

Fundación ACM: ¿Piensas que has tenido el mismo trato y oportunidades que un niño que ha nacido en España?

Majach: Es otro tipo de discriminación. Por ejemplo este fin de semana mis amigos se van a su pueblo, y yo no tengo pueblo. Ver que hay gente con unos cuantos chalets, la casa ya pagada…Tú eres pequeño y ya con 10 años piensas estas cosas. Yo creo que maduras un poco antes porque te das cuenta de que tu familia no tiene nada porque ha tenido que empezar de cero y aunque sabes que van a buscarse la vida de una forma u otra, tú ya sientes que tienes que formar parte de esto. Tienes el pensamiento de no tengo dónde caerme muerto, te acostumbras a tener pocos familiares, transformas a amigos en familiares.

Aparte de esas causas físicas de la discriminación, de que tu familia emigra a un sitio donde no tiene nada y empieza de cero, a no ser que sea una familia que tiene una multinacional…Hay personas adineradas que emigran y no tienen dificultades.

Fundación ACM: ¿Qué consejo le daría a gente joven que estuviera pensando en emigrar?

Majach: Lo que recomendaría es intentar conseguir la nacionalidad española porque es relativamente fácil en comparación al resto de países de Europa y es uno de los países con mejor pasaporte, y una vez tengas ese billete de la libertad irte a un país como Noruega, Dinamarca o Suiza para ahorrar. Luego puedes volver aquí y comprar una casa o lo que haga falta. Es que claro, tú no puedes estudiar en tu país y venir aquí porque no te van a convalidar el título y vas a estar mucho tiempo esperando. No hay ningún consejo que dar…acostúmbrate a fregar platos mientras.

Fundación ACM: ¿Te consideras español?

Majach: Bueno, me dieron la nacionalidad el año pasado, pero esto es lo más fuerte que he tenido que vivir aquí en años. Yo era prácticamente apátrida, era refugiado y no podía trabajar fuera de España, yo sentía como que España era una cárcel. Intentaba ir a trabajar a un país de Europa y con mi documentación, aunque tuviera todo en regla aquí, no me dejaban. Me he sentido muy discriminado fuera. En teoría te dicen que si tienes el NIE eres como cualquier otro ciudadano de la UE, pero en la práctica te piden pasaporte en todos lados para trabajar, antes que el DNI. Con mi título de viaje azul tenían problemas para contratarme, y para ahorrar tiempo les era más fácil contratar a un español. Esto es un punto muy importante que todavía no han cambiado, es algo que no se dice, pero pasa. Como no tuviera contactos por ahí o no fuera amigo de algún jefe que me contratara, era muy difícil.

Ahora tengo la nacionalidad, la pedí con 21 años y me la dieron hace un año, a los 27, pero hasta el momento yo tenía este problema muy grande.  Me sentí muy discriminado porque a pesar de haber cursado toda mi educación en España y haber hecho toda mi vida aquí tuve que pasar un examen de castellano. La parte oral era una entrevista y en cuanto saludé a los examinadores y vieron que no tenía acento me dijeron “no queremos hacerte perder el tiempo, te ponemos un 10”. Ahora si no me va bien en la universidad puedo irme a otro país a trabajar, pero eso no lo podía decir antes.

 

Zahir Hadibi: “El 63% de los estudiantes universitarios en Argelia son mujeres, prefieren formarse y emigrar por vía regular”

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Zahir Hadibi es alumno del diploma de Experto Universitario en Sociedades Mediterráneas: Ciudadanía y cambios sociopolíticos en el Mediterráneo. Doctor en Sociología por la Universidad de Bejaia en Argelia y de la Universidad de Murcia en España. Nos habla de la situación migratoria en Argelia.

Fundación ACM: ¿Cuál es la situación migratoria de las personas que llegan a Argelia?

Zahir Hadibi: La situación migratoria en Argelia es un poco complicada debido a cambios que se registraron en los últimos años o las últimas décadas. Hace poco tiempo, Argelia se convirtió en un país no solamente de tránsito, como ha sido siempre, sino también de instalación. Tenemos unos flujos migratorios que son los argelinos que salen a Europa, pero tenemos también migrantes entrantes que provienen desde los países del Sahel y de África en general. Es difícil saber las cifras exactas y las estadísticas pues las autoridades no comunican mucho, pero entre asociaciones y organizaciones nos dicen que entran unas 300 personas al día.

Es un debate que aún no está claro, porque el marco jurídico de Argelia al respeto de las personas migrantes no está aún lo bastante desarrollado para poder ofrecer a esas personas que entran unas oportunidades o una acogida conforme a lo que se hace en los países avanzados como es el caso de España. Cuando entran, de vez en cuando hay devoluciones, pero no se puede hacer, por lo tanto, sí se instalan, pero no tienen perspectivas bastante claras para la inserción y el trabajo y la educación que quieran.

En el caso de las personas refugiadas, y de los niños, sí hay ciertas asociaciones y organizaciones de la sociedad civil que les acompañan. La ley sobre la infancia según la constitución les da el derecho de insertarse en la educación, es una ley del 2015 que da el derecho a todo niño de ser insertado en la educación. Eso es lo que pasa con los niños saharauis, por ejemplo, en los campamentos de Tinduf, pero también se ha ido alargándose a otros niños provenientes de Mali, de Nigeria, de África, etcétera. Los niños o personas refugiadas, o en situación de desplazamiento forzado tienen acceso a la educación pública gratuitamente, y también al sistema de salud.

El problema que se está viendo es que la ley que regula las entradas dentro del territorio sigue un proceso legal de visado, que no les permite tener una tarjeta, un permiso de trabajo, pero si se dirigen al Alto Comisario de los Refugiados sí puede solicitar asilo y refugio.

Fundación ACM: ¿Si las personas refugiadas en Argelia quieren acceder a la educación superior, qué opciones tienen?

Zahir Hadibi: Primero es un problema jurídico porque no tenemos una ley sobre el refugio y el asilo. El ministerio de educación superior se encarga de gestionar a los migrantes que viene para estudiar, pero dentro de la educación superior hemos encontrado el primer problema, ¿quién es refugiado en Argelia? Dentro de todas las nacionalidades que se presentan el reconocimiento es en primer lugar político, y aquí los refugiados o los que se reconoce como refugiados son la gente proveniente de los campos del Sahara Occidental. También a los palestinos últimamente, y a los sirios y los yemenís, pero a los demás no se les reconoce el estatuto de refugiado, por la ausencia de una ley que lo regule.

Desde la universidad hemos hecho bastantes entrevistas y manuales para estudiar esta problemática, y nos hemos dado cuenta que al final a los estudiantes de fuera les falta mucho para integrarse y ser iguales que los estudiantes locales. Hemos tenido que revisar el reglamento interno de nuestras universidades, para poner el foco sobre la situación, la vulnerabilidad de esta población en todo el sistema de la educación superior.

Fundación ACM: No es fácil para ellos tener el mismo nivel de educación que un estudiante local

Zahir Hadibi: No, para nada. En términos de los derechos, sí que los tienen, ya que el derecho de estudiar gratis es igual que el de los argelinos, pero son estudiantes que están seleccionados bajo un programa que ofrece al Estado dirigido a esos países sin matrícula y que no vienen mediante un visado. Los estudiantes tienen un permiso de estudiar, pero la dificultad es que cuando un refugiado no entra de forma legal, siguiendo esos procedimientos del programa del Ministerio no pueden entrar en esos esquemas de enseñanza. Ahí está el problema y al fondo del todo es porque no hay una ley que regula y que reconoce el Estatuto de un refugiado y de una persona en desplazamiento, forzado.

Fundación ACM: ¿Y los que sí consiguen estudiar, cuando terminan los estudios se quedan en Argelia?

Zahir Hadibi: Tienen la universidad durante 4 o 5 años, estudian un máster, y normalmente vuelven a sus países. Muy pocos se quedan, pero he visto unos casos que se han quedado aquí y que han logrado abrir un negocio, pero son casos muy particulares. Eso se hace principalmente después de haberse mezclado con un argelino o una argelina, para poder tener los papeles. Sí que hay este tipo de casos sobre todo con sirios, ya que tienen en común la religión y la lengua, y les cuesta menos asentarse que las personas que provienen de otros países de África.

Fundación ACM: En el caso de las personas que se vuelven con un título a sus países de origen, ¿tienen más posibilidades de prosperar en sus países?

Zahir Hadibi: Eso es seguro. Estamos trabajando para que haya próximamente una plataforma Alumini para todos los estudiantes que hemos formado en la Universidad, para que estemos en contacto con ellos, ya que nos dimos cuenta que hay uno que es maestro en su país, otro que es un carpintero… Cuando vuelven con un título de una Universidad pueden tener más oportunidades en el mercado laboral.

Fundación ACM: Habrá personas que también quieran aprovechar esos títulos para llegar a Europa.

Zahir: Sí, hay una parte que vuelve a su país, pero hay una parte que hace los procedimientos para emigrar a Europa. Hay muchos que quieren seguir sus estudios en Francia. Se matriculan en línea en las universidades, principalmente francesas. Ese es el camino hasta llegar a Europa.

Fundación ACM: ¿Cuál es la situación de los argelinos que quieren emigrar?

Zahir Hadibi: Pues hay encuestas que se hicieron recientemente y con resultados bastante nuevos, que dicen que un argelino de cada cuatro en general está dispuesto a emigrar, en cuanto la oportunidad, se le presenta. Cuando hablamos de los jóvenes, es un joven de cada dos o tres está en proceso o está pensando en pasar a la acción de emigrar. En la universidad, cuando les pregunto quién está pensando en emigrar después de los estudios, hay más de un 50% de los estudiantes que quieren salir.

Últimamente esta voluntad de salir del país se confirma con bastante fuerza, se desarrollan bastantes actividades y vías de salida, de manera que no es formal o informal, ya sea a través de barcos, a través de chanchullos de comprar visado falso o de hacerse unos papeles falsos… Se manifiesta mucho esta voluntad de salir del país por razones económicas, pero también por otras.

Fundación ACM: ¿Cuánto puede costar un visado falso?

Zahir Hadibi:  Hay bastante de este tipo, pues si compras directamente un visado pues te costaría unos 25000 euros. Hay otros que cogen la opción más arriesgada, van por barco. En este caso los barcos pequeños cuestan como €4000, intentar cruzar la ruta del Mediterráneo hasta Alicante.

Fundación ACM: ¿Cuál es la situación de las mujeres que estudian en la universidad?

Zahir Hadibi: En los años 60 había solamente una universidad en Argel y dos facultades en el este y en el oeste, y las clases estaban compuestas de un 99% de hombres y de menos de 1% de mujeres. Pero después de la revolución se han construido más de 100 universidades y escuelas e institutos y ahora un 63% del personal son mujeres. Las mujeres son mayoría dentro de la masa estudiantil y también en las administraciones, donde también son mayoría. Al ser una sociedad un poco conservadora, que no ofrece bastantes espacios de libertad para las mujeres, se empeñan a estudiar y salir de sus pueblos y de sus zonas, para tener autonomía y libertad. En los sectores de la educación, y de la salud son los sectores donde más mujeres trabajando y formándose hay.

Fundación ACM: ¿Quiénes emigran más? ¿Los hombres o las mujeres?

Zahir Hadibi: Eso también está cambiando. Antes la tendencia era que salieran los hombres del país y mandaran dinero a la familia desde fuera, se iban de Argelia para Francia.

Ahora no hay cifras donde pueda verse qué tanto por ciento son mujeres y qué tanto por ciento son hombres, pero los candidatos a la emigración son hombres y mujeres. Siguen los procedimientos de salir a estudiar o trabajar fuera.. Eso se ha conservado a partir de los años 2000, pero sobre todo después del 2017.

Fundación ACM: ¿Cuáles son las principales rutas de migración?

Zahir Hadibi:  Las mujeres son las más que más emigran por las vías legales a la hora de salir. Hablando de la vía ilegal, las salidas son por la parte occidental hacia España, como Almería, Murcia, Alicante, las Islas Baleares…

En cuanto a la inmigración legal, Francia no proporciona ningún tipo de facilidades, aunque es el destino más elegido para emigrar porque cada familia tiene allí algún familiar, y al llegar allí tienen más facilidad y más apoyo para insertarse. Con España tenemos un trato especial que son los acuerdos, diría del 68 o después de la colonización, y para los argelinos hay más facilidades para los visados hacía España.

Pero últimamente se están diversificando también los destinos de salida, con la Green Card de Estados Unidos, hay bastantes jóvenes optan para emigrar que son más profesionales y con experiencia, ya que salen de Argelia con un título, después de haber estudiado de 3 a 5 años.  También eligen Canadá, sobre todo a la Zona Franca, a Quebec. También hay unos destinos que son nuevos, que son los países del Medio Oriente, Como Qatar y Dubái y que están bastante bien económicamente.

Lianis Coto: “Hay que fomentar que los que ya hemos emigrado conversemos con los que están por hacerlo y sobre todo integrarlos junto con nosotros”

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Fotografías cedidas por Lianis Coto

Lianis Coto, de 27 años, llegó a España a los 6 años con sus padres, médicos cubanos. Cuando tenía 3 años, su familia se mudó a Sudáfrica, ya que sus padres ejercían de médicos allí como parte del conocido sistema de venta de médicos existente en Cuba. Mientras hacían escala en Madrid para viajar a Cuba de vacaciones, la familia se vio en la obligación de pedir asilo en España y, después de estar unos meses en la capital, fueron enviados al CAR de Mislata (Valencia) donde vivieron un año. Lianis ahora tiene doble nacionalidad cubana y española, y es médico.

Fundación ACM: ¿Cómo consiguieron tus padres salir de Cuba?

Lianis Coto: En el país hay una especie de ventas de médicos mundial y mi padre se preparó para trabajar lo más lejos posible. Él estudió inglés, aprobó el examen, se fue solo a Sudáfrica y un año después pudo ir mi madre, y al tercer año pude ir yo con ellos. Y fue haciendo escala en Madrid para ir de vacaciones a Cuba, cuando mis padres decidieron pedir asilo político. Yo tenía 6 años. Ahora tengo 28 casi.

Fundación ACM: Decidieron que os quedarais en Madrid  

Lianis Coto: Nosotros llegamos haciendo escala en Madrid, para las vacaciones que ellos tenían en Sudáfrica, porque las pasaban en Cuba. Lo curioso de esto fue que mi padre en Cuba hizo recetas de medicamentos a contrarrevolucionarios, y eso es lo que nos permitió en España pedir el asilo político, porque nosotros teníamos que justificar por qué la vuelta a Cuba sería peligrosa. Yo, desde mi punto de vista como niña, me acuerdo de llegar a Barajas y que nos metieran en una especie de cárcel, tal cual, porque éramos ilegales, con número y todo. Ahí en Barajas hay como una especie de tierra de nadie donde tienes camas. Hicimos amigos con los que nos hemos llevado hasta el día de hoy.

Pero nunca fue una experiencia desagradable, se encargaron mis padres de que no fuera una experiencia estresante. No lo recuerdo como algo malo. Todas las decisiones que tomaban se encargaban de hacerlo apartados de mí. Yo nunca me enteraba de esas cosas. Nunca. No recuerdo un momento en el que discutiesen absolutamente nada delante de mí.

Fundación ACM: ¿En qué año ocurrió esto?

Lianis Coto: En el año 2002, en el que Aznar no sé por qué hizo como un acuerdo con el gobierno cubano en dar residencias a los cubanos. Era como una lucha política en la que daban residencias a personas extranjeras, no daban la nacionalidad, pero si te daban residencia para que trabajaran fomentando la construcción, etcétera.

Fundación ACM: ¿Tus padres decidieron que vinierais a Valencia?

Lianis Coto: Les ofrecieron en Madrid varios centros de acogida de refugiados y decidieron estar en Valencia, porque tenía unos conocidos aquí.

Fundación ACM: Os mandaron al CAR de Mislata. ¿Cómo fue la experiencia en el centro?

Lianis Coto: Yo fui feliz totalmente en el CAR, me trataban todas súper bien. Eran todos unos amores. De hecho, trabajando como médico, ha llegado un momento en el que tuve que trabajar con el CAR durante el COVID, y cuando fui y vi a las trabajadoras todavía se acordaban de mí. Fue mágico, mágico de verdad.

En el Car estuvimos 1 año, hasta que nos tramitaron los papeles de la residencia. Nos daban clases ellos, pero también había un colegio que está al lado, y se hace cargo, el Santa Cruz que es a donde vamos todos. Dentro del CAR daban clases de castellano a los niños que no sabían hablarlo y nos juntaban con los que sí que sabíamos hablar. Nos llevaban de excursiones, nos daban clases de integración social. Puede parecer una tontería, pero me ha ayudado mucho para ver a todas las personas como iguales y no hacer distinciones.

No recuerdo un momento malo. Sí que es verdad, que en aquel entonces el parque de cabecera no existía y ahí había mucho mercado de droga. Y mis padres que eran muy estrictos, en el sentido de decir nunca salgas fuera del centro. Incluso había familias con las que me prohibían hablar.

Fundación ACM: ¿Del mismo centro?

Lianis Coto: Sí. A posteriori me han contado que eran personas que a lo mejor les decían, “Mira, te voy a dar esta cantidad de dinero y tú me ayudas a hacerme tal favor”. Y mis padres no lo aceptaban, así que hubo restricciones de contactos sociales con otros niños.

Fundación ACM: ¿Crees que has tenido el mismo trato y oportunidades que un niño que ha nacido en España?

Lianis Coto: No. Yo no puedo decir en mi trabajo que soy española, aunque tenga la nacionalidad española. Yo soy cubana y he nacido Cuba, mis padres son cubanos, mi nombre es Lianis Coto, y me va a preguntar de dónde es. Sinceramente, nunca supe lo que era un trato racista hasta que empecé la vida laboral, que ha sido cuando me he sentado al lado de un profesional de la salud y han dicho, “es que los médicos cubanos …”. Y ahí es cuando me he sentido mal.

Fundación ACM: Pero tú eres médico española, toda tu formación ha sido en España.

Lianis Coto: Pero mis padres son médicos cubanos.

Fundación ACM: ¿Tus padres han podido homologar sus títulos y ejercer aquí?

Lianis Coto: Tardaron 5 años.  Mi padre limpiaba acequias, mi madre trabajaba en bares y a los 5 años pudieron homologar el título. Mi madre se ha sacado la especialidad aquí a los 48, pero mi padre no. Ahora los dos trabajan en la pública. Y yo desde luego, he tenido la gran suerte de que, efectivamente, como has dicho desde el principio, mis estudios han sido aquí.

Fundación ACM: ¿Tú te has sentido española en este tiempo o te sientes española?

Lianis Coto: No, no soy lo suficiente española para los españoles, ni lo suficiente cubana para los cubanos. Porque mi educación y los valores que me han transmitido mis padres muchas veces se han con contradicho con lo que me daban en el colegio o con lo que pasaba con mis compañeros. son valores totalmente distintos.

Y nadie te va a decir que ha recibido el mismo trato que un niño que ha nacido en España, lo dudo absolutamente, y si te dice que sí te está mintiendo. No te tratarán igual ya, porque que tienes una etiqueta. Una vez te ponen la etiqueta de una nacionalidad o de otra, ya el trato es distinto. Y es algo que no puedes evitar, es una cosa que está en la sociedad.

Fundación ACM: ¿Qué consejo les darías a personas jóvenes que estén pensando en emigrar?

Lianis Coto: Yo creo que estaría muy bien fomentar que los que ya hemos migrado conversemos con los que están por hacerlo y sobre todo integrarlos junto con nosotros, hacer algunas reuniones. Yo muchas veces en el colegio público en el que he estado, he ido a charlar, sobre todo con los extranjeros que han migrado para contarles cosas.

Fundación ACM: ¿Has vuelto a Cuba en estos años?

Lianis Coto: No, porque como mis dos padres son médicos, los disidentes médicos tienen una penalización de 10 años sin poder volver al país, entonces entre eso y que me dieron la nacionalidad a los 18 años, porque no teníamos familia española. Había que hacer colas a las 4 de la mañana religiosamente. No he vuelto a visitar el país. Tenemos un poco de miedo de llegar y que nos digan que no podemos volver.

Fundación ACM: ¿A pesar de que ya tienes nacionalidad española?

Lianis Coto:  Correcto, porque realmente yo podría viajar como española y volver como española. Pero es que tengo la doble nacionalidad, y no sabemos muy bien hasta qué punto ellos podrían decir “te prohibimos la vuelta”. Entonces, no hemos vuelto. Mi padre sí, pero yo no.

Marjan Amakhtari: “En Asticude intentamos concienciar a los jóvenes de Marruecos sobre los riesgos de la migración irregular”

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Fotografía cedida por Marjan Amakhtari

Marjan Amakhtari, de 25 años, es alumna del diploma de Experto Universitario en Sociedades Mediterráneas: Ciudadanía y cambios sociopolíticos en el Mediterráneo, y miembro del Círculo FACM de Nador, así como coordinadora de proyectos en ASTICUDE, en Nador. Nos habla de la situación migratoria en Marruecos.

Fundación ACM: ¿Qué tipo de proyectos lleváis a cabo en ASTICUDE?

Marjan Amakhtari: ASTICUDE desarrolla muchos proyectos que generalmente son de derechos humanos, migración, cultura, género o igualdad, mediante colaboraciones con entidades internacionales y nacionales y organizaciones no gubernamentales y gubernamentales.

Fundación ACM: ¿Cómo es el trabajo que realizáis con jóvenes de Marruecos?

Marjan Amakhtari: Trabajamos con diferentes poblaciones: mujeres, jóvenes, mayores, menores y tal, pero voy a hablar de un proyecto que que se llama شبابنا  ,significa Nuestros jóvenes. El proyecto es con una organización italiana y está financiado por la Comisión Europea, y su objetivo y crear conciencia a los jóvenes sobre los riesgos de la migración irregular. Es un proyecto que se focaliza más sobre la creación de conciencia a través de sesiones de sensibilización en las escuelas para edades entre los 14 y 18 años, porque es en ese periodo donde los jóvenes piensan en migrar.

Y si hablamos de las razones, yo tengo muchos amigos y familiares que han emigrado y generalmente es por falta de empleo o por falta de las oportunidades. Esto también es un problema de la información, porque la gente no sabe dónde se encuentran esas oportunidades en el país. Los medios de comunicación tienen un papel muy importante en esto, porque siempre dan esa imagen de que el en norte del Mediterráneo y en Europa la vida es perfecta y es el paraíso, y la mayoría de los jóvenes dicen que en Europa es mucho mejor que aquí y claro, no es así. Puedes tener oportunidades allí igual que puedes tener oportunidades aquí.

Hacemos formaciones con jóvenes para hablar de esos riesgos y también las hacemos con otras entidades, organizaciones y sociedad civil por el mismo tema. Tenemos un proyecto que se llama اسمعيني, que significa Escúchame en árabe. Este proyecto es una plataforma dedicada sobre todo a los jóvenes donde ponemos webinars cada 15 días sobre temáticas como la migración, los riesgos de la migración irregular, las oportunidades que se pueden encontrar aquí en el país, sobre la participación democrática y también tiene una biblioteca donde compartimos todos los materiales que hemos elaborado en diferentes proyectos que pueden ser útiles para ellos.

Esta plataforma ha surgido después de un montón de formaciones, un montón de talleres de intercambio y diálogo. Aquí en Nador tenemos una falta de espacios de intercambió o de diálogo aparte de la Universidad o las escuelas. No hay más espacios para expresarse, y cuando hacemos estos talleres encontramos siempre que los jóvenes tienen mucho que decir, que piensan mucho, pero no lo expresan bien y esos talleres nos ayudan a nosotros a hacer un análisis de las necesidades y del contexto, y también a ellos para hablar y para tener la oportunidad de tomar decisiones.

También trabajamos con esos menores que son mayormente migrantes o que vienen de otras ciudades de Marruecos y viven en la calle. Les damos asistencia humanitaria médica, tenemos agentes de terreno que se ocupan de ellos, se desplazan a las calles y a los pueblos donde se encuentran y les ofrecemos talleres y sesiones con asistentes sociales. Hacemos lo máximo para integrarlos en las escuelas y ofrecerles información. A veces les ayudamos para volver a su casa, contactamos con su familia. Hay un indicador de los números de los menores que han vuelto a sus casas y se han inscrito en la escuela.

Fundación ACM: ¿Y cuál es la situación de las mujeres en especial?

Marjan Amakhtari: Tenemos agentes de terreno e intentamos contactar con esas mujeres y darles información sobre los proyectos para que participen. Hacemos esto porque la mayoría cuando les contactamos son víctimas de tráfico de personas o de trata, son víctimas de violencia, y es un poco difícil contactarles y que confien en ti. Por eso siempre tenemos agentes de terreno que son también migrantes subsaharianos que trabajan con nosotros, aquí en la oficina, y que les tienen más confianza. A través de los agentes de terreno intentamos hacer talleres y muchas han decidido quedarse en Nador o en Rabat para hacer sus proyectos porque por lo menos tienen un diploma, tienen idiomas, saben dónde ir, tienen más información y cambian de opinión, no quieren migrar.

Teníamos un proyecto con la OIM, Organización Internacional de Migración, con las mujeres que son víctimas de tráfico y de violencia, y que viven en el bosque y que están embarazadas y en una situación muy vulnerable. Les ofrecimos asistencia humanitaria y medica, y teníamos un apartamento donde acogimos a esas mujeres para hacer el acompañamiento hasta el hospital hasta que dan a luz.

Fundación ACM: ¿Las personas que deciden quedarse en Marruecos se quedan como refugiadas? Porque muchos piden asilo o refugio en Marruecos.

Marjan Amakhtari:  Sí, hacemos asistencia jurídica para tener los papeles y para estar de forma legal.

Fundación ACM: ¿Las personas que piden asilo obtienen permiso para trabajar? 

Marjan Amakhtari:  Tienen la oportunidad de trabajar, aunque no es igual que si fuera residente del país. También lo que intentamos hacer nosotros como sociedad civil es sensibilizar a las organizaciones y municipalidades por el tema de la inmigración, de los refugiados y de los derechos humanos. Se necesita más trabajo, es un trabajo a largo plazo.

Fundación ACM: ¿La sociedad en Marruecos cómo es con los inmigrantes?

Marjan Amakhtari:   En Nador sí están acostumbrados, pero hay siempre una falta de información. No encontramos problema con la gente que está bien que ha estudiado y se ha informado, pero sí hemos encontrado más problemas con gente que tienen esa mentalidad de que no aceptan a los inmigrantes, pero esto es una minoría y no es solo en Marruecos, se puede encontrar en cualquier sitio. Hay marroquíes que van por ejemplo a España y dicen que se encuentran con gente que les discrimina

Es una cuestión que es transversal, lo que hacemos nosotros es sensibilizar. Tenemos un proyecto anual que es For Africa y lo hacemos en la semana del migrante, el 18 de diciembre. Organizamos una exposición en la ciudad de Nador, en el paseo marítimo, con el objetivo de promover la interculturalidad y la inclusión de esa gente migrante en nuestra sociedad. Es como un intercambio de culturas, con stands para exponer los productos marroquíes y de diferentes países de África subsahariana, y también conferencias, seminarios y actividades que duran una semana y, aunque cambio no se puede analizar o encontrar directamente después de la exposición, sí hay un cambio del pensamiento de la gente. Cuando empezamos este proyecto había gente que no estaba interesada, pero ahora, en la última edición que hemos hecho había un montón de gente que le interesa la cultura subsahariana de África y sus productos.

 

Azzouz Boulagdour: “Marruecos es un país emisor de emigrantes, pero desde hace tiempo también es un país de tránsito y receptor”

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Fotografía cedida por Azzouz Boulagdour

Azzouz Boulagdour es alumno del diploma de Experto Universitario en Sociedades Mediterráneas: Ciudadanía y cambios sociopolíticos en el Mediterráneo. Asesor jurídico de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), y miembro de la Asociación Asticude, así como coordinador del Círculo FACM de Nador.  Nos habla de la situación migratoria en Marruecos.

Fundación ACM: ¿En qué consiste tu trabajo?

Azzouz Boulagdour: Llevo desde 2014 como asistente jurídico de los solicitantes de asilo en la ciudad de Nador. Tenemos un centro en la región oriental, y ACNUR ha elegido esa región porque hay dos puertas, que son la entrada de los inmigrantes, desde Argelia a Marruecos, y la de salida, que es a través de la ciudad de Melilla, para entrar en Europa. También es salida a través del mar Mediterráneo, con barca. Por eso hemos creado este centro, que se llama Centro de Asistencia Jurídico, que está en Uchda, y lo está gestionando la Organización Marroquí de Derechos Humanos (OMDH) en un acuerdo con ACNUR.

Mis compañeros están en Uchda, donde tenemos la oficina, y yo estoy en la oficina de Nador donde recibo diariamente a los migrantes en general, en un primer encuentro con los nuevos migrantes que llegan a territorio marroquí.

El objetivo es proteger esa categoría de personas que son solicitantes de asilo, o que pueden serlo. Hacemos un primero encuentro con ellos e intentamos facilitarles el proceso, porque normalmente tiene que desplacerse hasta Rabat, la capital de Marruecos, y hay muchos riesgos para los que entran de manera irregular al territorio marroquí. Nador es conocido por las autoridades como “punto negro”,  por todos los inmigrantes que vienen hasta Nador y que quieren cruzar hasta Melilla y cruzar el Mediterráneo, y todas las personas que vienen hasta suelen tener problemas con las autoridades.

Como primer contacto hacemos una entrevista, no es en profundidad, es para saber desde dónde vienen, si quieren solicitar asilo o no, qué objetivo tienen, si quieren quedarse en Marruecos o quieren irse a Europa. En base a esa primera entrevista alargamos el proceso y luego pasan a ACNUR y continuan el proceso con ellos. En Marruecos todavía no tenemos una ley de Asilo y refugiados como en países de Europa, estamos esperando que aprueben esa ley, así que mientras, pero como ACNUR tiene un acuerdo con el estado, gestiona ese dosier de los refugiados y los solicitantes de asilo.

Fundación ACM: ¿De qué países vienen las personas en tránsito?

Azzouz Boulagdour:  Marruecos desde hace tiempo es un país emisor de migrantes en general, pero también se ha convertido en país de tránsito y país receptor de los inmigrantes y los refugiados. Desde los acuerdos que tiene Marruecos con la Unión Europea ha cambiado su política migratoria, y se ha vuelto un país de recepción, pero tiene que mejorar su sistema jurídico. Pero ha lanzado muchas iniciativas para permitir a esas personas estar sobre el territorio marroquí de manera legal.

En principio, los que llegan vienen del África subsahariana, de Camerún, Nigeria, Costa de Marfil, Senegal, y en general de África Central. Al principio no había muchos perfiles, eran casos individuales que solicitaban asilo o refugiados, eran migrantes económicosque decimos nosotros, que pasan por Marruecos y luego quieren cruzar a Europa.

Hay otra categoría de personas, viene de países arabófonos, como Siria después de la guera, que empezaron a llegar en 2012, 2013, 2014, y hasta la actualidad, y también llega gente de Yemen y Palestina. Antes preferían pasar por Turquía y cruzar a Grecia, pero después del cambio de los acuerdos que tenía la UE con Turquía, ahora prifieren pasar por otros países como Argelia, Egipto y luego Marruecos, porque piensan que es un camino fácil para llegar a Europa.

Fundación ACM: ¿Siempre les cuesta dinero llegar a Europa?

Azzouz Boulagdour: En cualquier manera, un migrante en general para cruzar a Europa le cuesta dinero. No hay nada gratis. Porque todos los que llegan hasta aquí no llegan gratis. Cruzar la frontera entre Argelia y Marruecos les cuesta dinero. Desde Nador a Melilla les cuesta dinero. Cruzar con patera les cuesta dinero. Entonces los que llegan hasta aquí pagan a las mafias para llegar hasta Europa.

Fundación ACM: ¿También trabajas con niños y adolescentes que van solos?

Azzouz Boulagdour:  Si estamos hablando de los subsaharianos la mayoría de ellos son adultos, pero también hay que tienen entre 15 años hasta 20 años. Son chavales, no son niños, pero son menores, pero llegan porque se sienten que son adultos y que pueden dejar la familia y viajar solos. Hay una tasa más importante de hombres que de mujeres. Pero las mujeres llegan acompañando a los niños, y de vez en cuando llega la familia entera, con el padre, la madre y los niños.

Cuando llegan a Marruecos se quedan entre dos o tres y hasta cinco o seis años. En el caso de las mujeres, como viven con los hombres en los bosques juntos, muchas tienen hijos, entonces hay otra categoría de menores que ahora tienen dos o tres años que han nacido aquí en Marruecos y que en muchos casos no tiene padre porque los hombres no se hacen responsables de esos niños.

A veces ocurre que el padre viaja porque le sale la oportunidad para entrar en Europa, y puede que también la mujer encuentre una oportunidad para viajar, y dejan el niño o la niña sola. A veces los dejan en las comunidades en Nador, porque cada nacionalidad tiene una comunidad, y le protegen, está en la comunidad, pero se queda sin padres.  A los padres no les resulta fácil cruzar el mediterráneo con toda la familia, y dejan a los niños con otras personas para cuidarles. No les cuidan bien porque las condiciones de vivir en el bosque o en los pueblos donde viven los migrantes, no es una zona para cuidar a los niños. Esto es con los subsaharianos.

Lo que notamos es que hay un tipo de solidaridad entre las comunidades, porque están aquí, entonces necesitan coordinación entre ellos, para emigrar, para cruzar. Están muy organizados en las comunidades, y por eso es complicado saber si esas personas son víctimas de trata o están bajo el responsable de comunidad. Cada comunidad tiene su portavoz o su responsable.

Pasa los mismo con las personas de Yemen, Palestina o de Siria, viajan en comunidades o grupos. Llegan aquí y como no existe la oportunidad de cruzar juntos a España, cruzan por personas y los niños se quedan solos. Los sirios llegan en general con las familias, el padre, la madre y los niños. Los niños a veces no son sus hijos, sino que los están cuidando. En el caso de Yemen muy pocos son menores, son jóvenes, de 16 o 17 años, y las familias son muy pocas. La mayoría de esos jóvenes son estudiantes que después de la guerra han tenido problemas para renovar el proceso de regularización en Arabia Saudí, y no pueden volver Yemen ni tampoco quedarse en Arabia Saudí, así que vienen buscando el camino para venir a Europa.

Fundación ACM: ¿Qué ocurre con los niños que nacen en Marruecos? ¿El gobierno se hace cargo de ellos?

Azzouz Boulagdour: Marruecos ha lanzado la primera operación de regularización a los migrantes, después de los acuerdos que tiene con la Unión Europea, para que los migrantes que están aquí en una situación administrativa irregular puedan regularizarse.

Después ha lanzado lo que se llama la estrategia marroquí de inmigración y asilo, en la que hay muchos ejes que tenemos que trabajar. La situación jurídica de la persona migrante, la integración socioeconómica al empleo, y luego la educación.

Los niños que nacen en Marruecos pueden ser registrados en las administraciones marroquíes. Antes había algunos problemas y condiciones. Marruecos al ser un país que tiene como religión el Islam, exigía el acta del matrimonio, y si no lo tienes es porque  tenido un niño sin estar casado. Con este cambio las cosas se han facilitado, y si la madre puede registrar a un niño sin esperar a que haya un padre.

Lo que pasa es que a veces si un niño nace en el bosque y no en el hospital puede haber problemas para justificar que la persona que dice ser su madre de verdad lo es. Si este niño nace en la capital no pasa nada, porque allí mismo te dan un certificado.

Este sistema funciona con la intervención de la sociedad civil, que hace mucho trabajo, mucho esfuerzo para hacer un acompañamiento a las mujeres que están embarazadas. Cuando saben que a una mujer que está embarazada en el bosque la acompañan al hospital, hacen el seguimiento y cuando va a dar a luz la llevan al hospital.

Fundación ACM: ¿Y en el caso de los marroquíes?

Azzouz Boulagdour: Tenemos proyectos con los chavales marroquíes que están en la zona de Nador, porque está cerca de Melilla y tiene un puerto también desde donde salen los barcos hacia España. Aquí llegan muchos jóvenes y muchos niños desde otras ciudades de Marruecos y están en unas condiciones muy malas porque están viviendo fuera, debajo de los puentes, persiguiendo a los camiones con un riesgo altísimo, como habréis visto en los vídeos, e intentando cruzar la frontera cada día.

La cifra exacta no la tenemos porque llegan todos los días. Algunos están cansados y vuelven con sus familias, porque estando aquí en Marruecos no se pueden mover, y además las autoridades a veces los paran y los llevan en autobús hacia otras ciudades de Marruecos.

Pero siguen, cualquier persona que sale por las calles de Nador puede ver a los niños corriendo detrás de los camiones, o el trasporte internacional, los autobuses, para intentar entrar y llegar a Melilla.

Fundación ACM: ¿Cuáles son las expectativas que tienen estos niños y jóvenes sobre llegar a Europa? ¿Qué es lo que piensan ellos que va a pasar en Europa?

Azzouz Boulagdour: Su objetivo es llegar a Europa sí o sí. Cuando llegan aquí, a Nador, nosotros intentamos sensibilizarles para que no se arriesguen porque es peligroso y la vida allí no es el paraíso, pero ya han tomado la decisión de que tienen que ir a España. Y luego, cuando llegan la mayoría no quieren quedarse, porque quieren pasar e irse a otros países de Europa.

No solo los niños tienen ese objetivo, sus familias también. Nosotros tenemos contacto con sus familias, y la mayoría son pobres que viven en las montañas de Marruecos. A veces, aunque sus familias estén bien, si se quedan en Marruecos no van a tener la oportunidad de trabajar o de tener una familia. Tienen una perspectiva mala de su futuro en Marruecos y cuanto llegan a Europa piensan que la puerta del paraíso está abierta y que pueden hacer lo que quieran.

Esos jóvenes ven a sus primos que están ya en Europa y han nacido en Europa y que están viviendo allí, y solo ven a jóvenes que han podido hacer su vida y viven de manera digna y hacen lo que quieren. No ven otra categoría de jóvenes que han fracasado en Europa, solo ven solo a los jóvenes que han hecho sus vidas y han aprovechado las oportunidades que tenían, han estudiado, han hecho deporte, el futbol, la música…

Así que cuando hablas con un chaval, y le dices “¿qué objetivo tienes en Europa?” la primera cosa que te dicen es que “cuando yo llegue allí puedo hacer como mi primo que está trabajando, tiene coche, tiene casa. Y cuando viene a Marruecos, viene con un poco de dinero y está haciendo su vida”

Hace dos días he visto en las noticias a un portero de un equipo aquí de Riff, ha cruzado a la península por patera. Si ese chico, que estaba jugando como portero en un equipo de fútbol aquí en Marruecos ha decidido cruzar a España ¿qué van a decir los demás?

Ahora tenemos muchos proyectos de sensibilización en la asociación ASTICUDE con esos chavales como promover la educación para los que están en la escuela todavía. Hay que cambiarles esa idea, porque la migración es un derecho y cada persona tiene derecho de inmigrar cuando quiera, pero tiene condiciones, no hay que emigrar con los riesgos que hay.

Fundación ACM: Si esos chicos se quedaran en Marruecos y estudiaran una carrera por ejemplo, ¿tendrían más posibilidades y facilidades de emigrar de una forma segura?

Azzouz Boulagdour:  Los estudios son importantes, tienen que seguir estudiando y luego muchos tienen la oportunidad de ir a Europa para estudiar. Muchos jóvenes lo han hecho y luego se han quedado allí para trabajar y hay algunos que han vuelto, es normal.

Un chico que está aquí en Marruecos y estudia bien y llega a un buen nivel de estudios va a tener muchas oportunidades y estará preparado para acceder a ellas, no como una persona que no ha estudiado.

Ahora si estamos hablando de las oportunidades, los países del norte de África y de la Unión Europea tienen que buscar una solución, pero a veces hay problemas políticos, y entonces toda esa historia de la defensa de los derechos humanos no les interesa a los líderes políticos

Conozco a muchos jóvenes menores de 18 años que han obtenido un visado y se han ido a España. Han descubierto España y han vuelto a Marruecos para estudiar. No quieren quedarse ahí porque han descubierto lo que hay y han dicho “mira aquí se está bien y todo, pero no es verdad lo que lo que nos están contando ahí”.

Yo he hecho una visita con una red que tiene proyectos sobre todo con los chavales marroquíes que entran a los centros de Melilla o que se van directamente a Andalucía, y la mayoría decían “sí hubieran sabido que la situación es así, es que hubiera vuelto. Ahora que estamos aquí bloqueados no podemos volver”, porque sienten un poco de vergüenza de volver sin nada.

Hay algunas asociaciones que están haciendo un buen trabajo, pero falta mucho, porque sus presupuestos no les permiten acoger a todo el mundo. Pero hay algunos que se encuentran bloqueados, que no se pueden volver a Marruecos ni se pueden quedar, entonces se quedan por la calle y por eso vemos muchos chavales también en España por la calle.

Fundación ACM: ¿Qué pasa con las personas que llevan años en Marruecos que son de otros países y que han intentado cruzar varias veces y no lo consiguen? ¿Pueden volver a sus países?

Azzouz Boulagdour:  Hay un programa, que lo está llevando lo OIM, la Organización Internacional de Inmigración con el Estado, con el Ministerio de Interior, que se llama retorno voluntario de los migrantes, y que ayuda a pagar el billete de vuelta a los migrantes que están aquí en Marruecos y se han quedado bloqueados y deciden algún día volver a su país voluntariamente.

Llevan a cabo algunos proyectos aquí en Marruecos para esos migrantes sobre el coaching, life skills, soft skills, cómo crear una empresa o la gestión de una empresa. Es una formación intensa, de 2 o 3 semanas, mientras que le preparan el billete del retorno para retornar a su país.

Hay algunas personas que se sientan cansadas aquí en Marruecos, después de tanto tiempo y deciden volver a su país, pero el porcentaje del retorno no es grande, hay muy pocos que deciden volver. Si hablamos por ejemplo de Sudan la mayoría no quieren volver a su país, prefieren quedarse aquí con esa miseria y con esos problemas, que volver a su país. Nos han contado también que en Libia ha habido muchos problemas de trata de personas. Por eso se quedan en Marruecos muchos años, porque dicen “estamos a unos metros para llegar a Melilla. Entonces si llegamos a Melilla, el problema se soluciona”.

Tienen siempre esa esperanza de llegar y a veces cuando no llega la oportunidad se organizan entre ellos para para cruzar en masa, esto es lo que ha pasado el 24 de junio del 2022.

Fundación ACM: Ese día murió mucha gente.

Azzouz Boulagdour:   No solo en ese día, los medios de comunicación han hecho ese día visible, pero está muriendo diariamente gente que está en desplazamiento, los migrantes o los refugiados están teniendo muchos problemas en las fronteras.

Si te cuentan la historia desde la salida de sus países hasta Marruecos, ha muerto mucha gente por el camino. Han muerto en el Sáhara y en el Sahel, y la mayoría de las mujeres han sufrido mucho la violación sexual. Cuando te cuestan sus historias es doloroso, porque todavía son víctimas de trata, son víctimas de la explotación sexual, están sufrimiento diariamente.Estos migrantes que han muerto ese día no han llegado directamente de Sudán a la frontera, llevan 10 años del viaje.

Ahora los medios de comunicación están hablando de un día, pero está pasando cada día, ahora por ejemplo está muriendo gente por el frío, en las montañas entre Argelia y Marruecos. No pueden entrar a las ciudades, ni en Argelia ni en Marruecos, porque tienen miedo de que se les pare y no quieren volverse atrás.

Fundación ACM:  Las mujeres son mucho más propensas a caer en situaciones de maltrato o de trata.

Azzouz Boulagdour: Hace dos años que ha salido la ley de trata aquí en Marruecos y ahora están haciendo una campaña detrás de las mafias de trata. Cada día detienen a gente que ejercen la trata aquí en Marruecos, pero las mujeres son gravemente venerables y los niños también. La mayoría de las víctimas de trata son mujeres, que también están sometidas a explotación sexual. Los migrantes tienen que pagar dinero a las redes de traficantes y muchas veces no lo pueden pagar todo y les explotan sexualmente porque necesitan dinero.

Y luego las víctimas de trata no saben que son víctimas de trata, se refieren a los tratantes como la gente que los están protegiendo, dicen que son sus jefes y que tienen que hacer todo lo que dice la persona.

Fundación ACM: ¿Desde las asociaciones de marroquíes tenéis relaciones con organizaciones españolas?

Azzouz Boulagdour: Sí, tenemos muchos acuerdos y contactos con organizaciones en España y en Europa en general, pero sobre todo en España. Hay muchos chavales que llegan en España sin papeles ni sin pasaporte y cuándo quieren sacar los papeles necesitan la partida de nacimiento y desde el Consulado de Marruecos les ponen obstáculos. Este proyecto es para facilitar ese contacto entre Marruecos y España, y facilitar el intercambio de los datos, que es importante para la identificación de las personas.

Por ejemplo, las personas que van directamente desde Marruecos a la península no tienen tantos problemas psicológicos como las personas que pasan por los centros, los CETI. Porque los chavales que pasan por el centro de Melilla pasan experiencias muy malas, como problemas de abuso sexual, con el personal, y con la policía también. Llegan a la península con muchos problemas psicológicos.

Trabajamos también con otras entidades como la Asamblea de Cooperación por la Paz, que tiene algunos proyectos de ayuda aquí en Marruecos. Son proyectos de sensibilización como los talleres en las escuelas. Los niños y los chavales que están en las escuelas que después de participar en esos talleres de sensibilización ven claramente la situación en Europa, y hay mucha gente que ha cambiado su idea de irse.

Morad Dahbi: “Ahora tenemos una sociedad mucho más racista, mucho más ignorante y mucho más desinformada en relación con la aportación de las personas migrantes”

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Fotografía cedida por Morad Dahbi

Morad Dahbi, de 31 años, llegó a España a los 8 años con sus tías en busca de mejores oportunidades, procedente de Marruecos. A su llegada, los primeros meses tuvo que enfrentarse a barreras como el idioma y a trabas burocráticas que le impidieron tener las mismas posibilidades que un niño nacido en España. Conoció Sevilla Acoge cuando tenía 15 años y después de haber sido beneficiario, voluntario y haber recibido formación, ahora trabaja como Integrador Social en la misma entidad con niños y jóvenes en riesgo de exclusión social.

 

Fundación ACM: ¿Cómo fue tu llegada a España? ¿Cuántos años tenías?

Morad Dahbi: Yo no quería venir a España con 8 años porque yo disfrutaba, como cualquier niño a esa edad, iba al cole con mis amigos y estaba feliz, no tenía preocupaciones propias de los adultos. Para mí fue un choque bastante importante, primero porque no quería venir, segundo por mi entorno, las amistades, y luego por la familia, siempre ha cuidado de mi abuela y siempre he tenido un vínculo muy grande con ella.

Vine aquí con mis tías, que llevaban 20 años viviendo en Sevilla, porque ellas consideraban que lo mejor para mí era estar en España, por el tema de los estudios, de derechos, y oportunidades. Aunque cuando vas creciendo eso es relativo, porque al final hay derechos y oportunidades, pero ¿hasta qué punto les llegan a las personas que tienen mayor dificultad o vulnerabilidad que otras? Esos derechos al final dependen de muchos factores que no se cuenta. Siempre dicen que Europa es la tierra de las oportunidades, pero hasta llegar tienes que pasarlo bastante mal.

Y el método de llegada fue con un pasaporte que no era el mío realmente, era de otro niño pequeño. Yo no vine en patera porque no quería arriesgar mi vida, teniendo en cuenta que he venido por una necesidad, sino por un deseo familiar realmente.

Fundación ACM: ¿Y cómo fue la llegada y el proceso de adaptación y al idioma?

Morad Dahbi:  No sabía absolutamente nada de español. Los primeros 5 meses han sido, de los 20 años que llevo aquí, prácticamente de los más difíciles. Porque ahí es donde impacta mucho no saber el idioma, no conocer la cultura de un sitio nuevo para ti, y obviamente no te puedes relacionar, si no tienes el idioma.

Además, yo estuve esos meses sin estar matriculado en el colegio, por razones burocráticas, de papeleo, no era porque no tuviese NIE. Yo estuve 8 años sin tener NIE porque mi padre vivía en Marbella y yo vivía con mis tías. Eran más cuestiones de quien es el responsable del niño, con quien vive y eso dificulto un poquito la entrada al colegio. Durante esos meses tuve mucho tiempo libre y no pude hablar absolutamente con nadie. Fueron 6 meses en los que yo no quería estar aquí, yo quería volver, pero en el punto en el que estaba eso ya no era una posibilidad.

Fundación ACM: ¿Cómo es posible que haya niños que llegan como migrantes y refugiados y en una semana ya están matriculados y otros tienen que esperar meses?

Morad Dahbi:  Eso es política pura y dura, no hay más. Si Marruecos entra mañana en guerra y Occidente se lleva la medallita por acoger a niños marroquíes, al día siguiente están matriculados. Esto funciona así. Si los expertos dicen que es lo más recomendable, también es recomendable para niños de Marruecos y para niños de todas partes. Ahora mismo tenemos, por desgracia, la situación de Ucrania, que ocupa el mapa mundial. Entonces a España no le conviene tener malos datos, o mala gestión en la matriculación de esos niños. Porque quieras o no al final España también tiene un objetivo, que es luchar por una buena imagen internacional.

Lo mismo sucede a la hora de adquirir la documentación entre personas latinas y personas africanas. Yo, por ejemplo, después de obtener el NIE, tengo que esperar 10 años para obtener la nacionalidad y los latinos tienen que esperar dos. ¿Por qué? Política pura y dura.

A España no le conviene tener una imagen negativa a nivel internacional o de Europa, de qué se esté gestionando mal la acogida de estos niños ucranianos. Pero un niño que viene de Marruecos, que su familia no habla español, que no tienen ni idea…pues tampoco hay tanta prisa, ni hay tantos recursos. Los recursos deberían existir en los centros educativos como, por ejemplo, personas que hagan acompañamiento, interpretación, traducción, que faciliten un poquito la cercanía de las familias migrantes que a lo mejor no tienen tanta información de las instituciones. Y así se facilitaría mucho las cosas.

Fundación ACM:  Desde que llegaste hasta ahora, ¿qué cambios crees que ha habido?

Morad Dahbi: En aquella época el idioma era un recurso que nos facilitaba la comunicación, el factor relacional para hacer amigos. No tener ese recurso es una barrera, a la que también hay que sumar la barrera de que cuando tú vienes de un país latinoamericano o de un país africano ya por defecto te bajan de curso, porque algunos expertos determinan que el nivel académico español no se ajusta curso por curso al de los niños que vienen de esos países.

Ahora mismo la situación está muy complicada, los cambios no han sido tampoco tan positivos para niños y niñas inmigrantes que lleguen y más con el auge político. Porque quieras o no si la gente ve una pancarta de VOX donde diga que a tu abuela le están quitando los inmigrantes las pensiones se lo van va a creer. Desgraciadamente la sociedad en un buen porcentaje es bastante ignorante. Ahora tenemos una sociedad mucho más racista, mucho más ignorante y mucho más desinformada en relación con la aportación de las personas migrantes.

Y esos son datos, no es ninguna acusación. Si tú le preguntas a 10 personas que viven aquí, 8 no tienen ni idea de lo que aporta un inmigrante a las arcas españolas, y tampoco lo que dejaría de aportar si no estuviera aquí, que ahí se preocuparían mucho más. Las personas no son conscientes de esto porque hay una red política a la que no le interesa que la sociedad lo sepa, que está apoyada principalmente en los medios de comunicación, que son los transmisores de toda la información.

Eso es lo que hace es complicar más la situación de las personas migrantes y de los jóvenes migrantes, y dificulta mucho que alcancen sus metas y obviamente repercute en su rendimiento. Muchas veces decimos que los inmigrantes no estudian, no tienen un buen rendimiento, pero en realidad, los inmigrantes no tienen los mismos recursos y tienen otras dificultades. Lo que se vio en la pandemia es que la mayoría de las familias con las que trabajamos nosotros no tienen ordenador, Tablet o internet. Alguien se tiene que preocupar de esas familias y de esos niños que no tienen esos recursos. Entiendo que la situación se ha dado de una forma, que no se ha podido evitar, pero yo sí pienso que el Estado debería tener un plan B para para estos niños y niñas porque al final, si un niño inmigrante por sí ya tiene muchas dificultades. Sí está cuatro meses o 5 meses sin recurso ninguno en su casa, eso le puede suponer un impacto psicológico y emocional bastante grave que luego repercutirá mucho más en su evolución académica.

Fundación ACM: ¿En qué momento decidiste dedicarte al sector en el que estás actualmente y ser trabajador social?

Morad Dahbi: Bueno, yo la conocí por casualidad, porque yo vivo en Macarena, que es un barrio en el que vive el 23% de personas migrantes. En aquellos años, había un gran conflicto de convivencia entre las personas de fuera, se observaba bastante distancia entre las personas autóctonas de las personas migrantes. Entonces yo hice mi pandilla, que eran personas de fuera, alguno también era español, no digo que no hubiese ninguno, y a jugar con ellos a un partido de futbol que era un taller de deporte lo organizaba, Sevilla Acoge. A raíz de ahí los conocí, tendría unos 15 o 16 años, y ahora tengo 31, así así que empecé como adolescente en Sevilla acoge.

Luego estuve 3 años de voluntariado, teniendo una formación práctica, pude aprender de mucha gente, conocí muchos equipos diferentes. Y ahora estoy ejerciendo como integrador social, y me queda poco para terminar la carrera de educador social.

Fundación ACM: ¿En qué consiste tu trabajo en el día a día?

Morad Dahbi: El hecho de empezar como adolescente en Sevilla Acoge me ha otorgado un papel de referente porque al final, cuando llevas tantos años, has trabajado con niños y niñas que hoy en día son adolescentes, pero que lo conoces desde los 6 años y ellos también saben tu trayectoria. Entonces tengo más un papel de referencia para muchos niños, niñas, adolescentes y familias. El trabajo en sí consiste en realizar y preparar actividades, coordinar el equipo.

A mí realmente el trabajo que siempre me ha gustado hacer y en donde más destaco es en el trabajo de calle, en acompañar a los jóvenes. Me gusta mucho también hacer un trabajo más emocional, no solamente resultadista, que yo creo que es una cosa que ya deja de existir porque desgraciadamente los proyectos, solo buscan la foto, la firma y a tomar por saco, porque eso es una realidad. Así que mientras siga con ganas y con energía, pues espero hacerlo durante mucho tiempo.

Me gusta mucho estar en el barrio, estar en la calle, acompañar de la gente, conocer su situación, atender todas las demandas que se den. Porque hay mucha gente que llega y que no tiene ni idea de dónde están los recursos.

Fundación ACM: Se está hablando muy poco de la salud mental y de los problemas añadidos que puedan tener estos jóvenes. ¿Tú qué opinas?

Morad Dahbi Nuestros chavales están como en un estado de a punto de explotar, como que no se está cuidando en absoluto ese aspecto, y yo creo que la pandemia ha contribuido la verdad. Yo creo que todos en general estamos un poco más crispados, pero ya no me imagino las personas en esta situación y pues sobre todo los niños están lidiando con todas estas cosas. Es un tema que nosotros queremos trabajar aquí desde Sevilla Acoge porque también lo observamos. Es normal que este colectivo sea el más el más afectado, porque al final quien ha perdido más empleo dentro de todos los colectivos, son los inmigrantes. Y lo que les ocurre a los jóvenes inmigrantes es que dificulta su avance, su formación, el acceso al empleo. Si antes ya era mucho más difícil, pues imagínate después de la pandemia. La línea entre lo que te afecta y lo que no es cada vez más más finas.

Y eso no solamente se observa en este en este colectivo de jóvenes migrantes, sino que se observa en general. Pero sí es verdad que se acentúa mucho más ahí, porque esa gente ya viene con un bagaje negativo previo, ya vienen de situaciones muy complicadas. Además, tiene una experiencia de vida aquí en España, que es bastante dura porque al final pues viven en un centro, no están con sus familiares, no tienen redes y cuando salen a la sociedad para tener esa libertad, autonomía y tener el acceso a las mismas oportunidades que los demás, pues claro, se encuentran con esto. no. En fin, da pie a que se agrave todas sus preocupaciones y obviamente esto repercute mentalmente, emocionalmente, te genera más ansiedad, más preocupación.

 

Reichel Rincones: “Si eres inmigrante no tienes las mismas oportunidades que una persona que ha nacido aquí, ni el ámbito laboral ni en el académico”

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Fotografía cedida por Reichel Rincones

Reichel Rincones llegó con sus padres a España a los 15 años, debido a la inestabilidad política de su país, Venezuela. Primero la familia estuvo unos meses en Alemania, pero debido a dificultades con el idioma, decidieron mudarse a España y pidieron asilo político. Estuvieron un año en el CAR de Mislata de Valencia. Desde que salió de Venezuela, Reichel ha tenido que vivir situaciones de bullying y racismo que le han llevado a tener problemas de ansiedad y depresión. Ha estudiado Atención a Personas en Situación de Dependencia y Educación Infantil para poder ayudar apersonas que se encuentran en una situación como la suya.

 

 Fundación ACM: ¿Cómo llegaste a España y en qué año? ¿Viniste con tu familia o sola?

Reichel Rincones: Yo llegué primero a Alemania, en 2018, por la situación de mi país, porque en Venezuela siguen las guerras políticas, con el tema de la política de Maduro. Estábamos pasando por un mal momento, a veces no teníamos ni siquiera para comer, y necesitábamos salir ya. Mi padre se fue primero a Alemania, duró 6 meses trabajando, luego nos fuimos mi madre y yo y duramos como 5 meses en Alemania. No nos gustó por el idioma, yo lo aprendí muy rápido, pero mi mamá y mi papá no se sabían desenvolver muy bien con el alemán. Entonces mi madre buscando se dio cuenta que aquí en España daban asilo político. Compramos un pasaje, pedimos asilo político, estuvimos en Madrid un mes y medio o algo así viviendo en un hostal mientras nos asignaban una plaza. Luego nos salió la plaza a aquí a Valencia, el Car Mislata, donde estuvimos viviendo como un año, y luego a pudimos alquilar nuestro piso, donde estamos ahora. Fue un proceso muy largo, realmente en todos los sentidos, tanto para estudiar, para vivir, para trabajar, para los documentos… todo es un proceso demasiado largo. Pero en todo ese tiempo ya tengo 5 años aquí en España,

Fundación ACM:  En Madrid, ¿quién os estaba ayudando?, ¿sabes qué organización era?

Reichel Rincones: No lo sé, porque no recuerdo el nombre, pero era como un hostal en pleno centro de Madrid, con más personas migrantes. Cada uno tenía su habitación y luego ya iban asignándole plaza donde tenían que ir. Algunos iban a Vigo, otros se iban a Córdoba, otros iban a Sevilla, o sea, no tenían un lugar específico donde ir. Mi madre siempre prefirió Valencia porque en Venezuela hay una parte que se llama Valencia, y ella quería estar como un poquito cerca, por así decirlo, y siempre le gustó Valencia por la playa, por el por el clima, las personas, y justamente nos asignaron aquí.

Fundación ACM: ¿Cuántos años tenías en ese momento?

Reichel Rincones:  Yo cumplí 15 años en el hostal.

Fundación ACM: ¿Durante ese tiempo en Madrid pudiste estudiar?

Reichel Rincones: No, no, no. Cuando yo llegué a Alemania estudié durante dos meses, pero el tema del alemán se me hacía súper difícil. Aun así, como sé hablar inglés básico me desenvolvía con el inglés y el alemán lo intercalaba entre los dos. Cuando me vine aquí a España, duré, creo que dos o tres meses sin estudiar, porque no tenía papeles. Cuando me vine al CAR Mislata fue cuando me matricularon.

Fundación ACM: ¿Cómo fue la estancia en el CAR Mislata?

Reichel Rincones: Bien, me gustó bastante, nos trataron excelente y nos hicieron sentir como en casa. Nunca nos faltó nada. Vivíamos en una habitación de 3X2 y éramos 3 personas. Yo no tenía privacidad, mis padres tampoco, entonces es complicado. Porque aparte no puedes tener televisión, no puedes tener espejos…

Fundación ACM: ¿No puedes tener espejos?

Reichel Rincones:  No porque en cualquier pelea, si rompes el espejo puedes apuñalar a alguien. Entonces, claro, estaba prohibido tener espejos.

Pero fue difícil porque caí en depresión porque no conocí a nadie, no tenía amigos, estaba empezando a estudiar y el tema del bullying en España es difícil.

En Alemania me hicieron bullying por mi color de piel y porque no sabía hablar alemán, cosas como que no me dejaban hablar porque era inmigrante y la gente se reía cuando me interrumpían. Aquí en España no tanto, pero fueron como micro abusos, por ser inmigrante, por mi color de piel, por el hecho de yo ser morenita ya la gente eso les llama la atención. Pero sí, yo caí en depresión, Aquí en España es súper difícil porque para pedir una cita en la Seguridad Social con un psicólogo tienes que pasar tiempo, entonces ya eso es como que me desestabilizo un poquito. A raíz de todo lo que he pasado durante Venezuela, Alemania y España, yo sufro de ansiedad y depresión. Yo, jamás en mi vida pensé que yo cuando tuviera 20 años iba a sufrir depresión.

Fundación ACM: Durante ese tiempo tus padres estaban esperando a que se resolviera la solicitud de asilo.

Reichel Rincones:  Estábamos con lo del asilo político, teníamos la hoja blanca. En ese momento existía la tarjeta roja, que decía “autoriza a trabajar” o “no autoriza a trabajar”. Entonces estábamos esperando que nos dieran todo ese proceso para que ellos pudieran trabajar. Pero mientras estábamos en el CAR no se puede trabajar porque si no te quitan la ayuda.

Mi papá sí trabajaba en negro para poder conseguir dinero porque era primordial. En el CAR daban una mensualidad, que nos alcanzaba, ellos igualmente nos daban el jabón, nos daban toallas, nos daban comida, no nos hacía falta lo primordial, las necesidades básicas lo teníamos cubiertas. Pero si queríamos salir a comprarnos algo más o comer fuera en familia no teníamos. Entonces teníamos que buscarnos un poco la vida por otro lado.

Fundación ACM: ¿A qué se dedicaban tus padres en Venezuela?

Reichel Rincones:  Mi mamá y mi papá eran comerciantes porque trabajaban en un centro de lotería. Mi mamá era vendedora y mi papá era el de las apuestas.

Fundación ACM: ¿Y aquí?

Reichel Rincones: Mi papá es obrero, es peón de construcción. Y mi madre es enfermera, se sacó aquí el título.

Fundación ACM: ¿Eres hija única?

Reichel Rincones: No, tengo un hermano y una hermana que son mayores y se quedaron en Venezuela esperando que nosotros pudiéramos reunir el dinero para traerlos con nosotros. Mi hermana se quedó embarazada y se vino para acá.

Fundación ACM: ¿Te matricularon en el colegio de Santa Cruz?

Reichel Rincones: El Santa Cruz fue la mejor decisión que pudieron haber tomado desde el CAR Mislata. La pasé muy bien, conocí a personas excelentes hasta el día de hoy, mi mejor amiga la conocí ahí. Ella es venezolana también, pero estuvo en un proceso diferente al mío porque ella estuvo en el asilo político, pero en casa propia.

Me gradué de cuarto de la eso en el Santa Cruz. Aquí los estudios son totalmente diferentes a los de Latinoamérica, son más intensos. Aunque realmente aquí en España me saltaron un curso más por mis notas, y había cosas que daban que yo no había visto y necesité un tiempo para saber lo que estaba haciendo, y a veces me constaba. Incluso, hubo un tiempo en el que me comportaba de una manera terrible con todo el mundo, y era por el cúmulo de cosas que tenía y que no sabía cómo gestionar. Entonces en un momento ya me dije, “céntrate porque no te voy a llevar nada”, y al final me gradué con una buenísima nota.

Fundación ACM: ¿Después seguiste estudiando?

Reichel Rincones: Un ciclo medio porque el bachiller me dijeron que era muy difícil. Yo quería tener una carrera para poder empezar a trabajar y generar ingresos porque era necesario. Entonces lo que hice fue hacer un ciclo medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia durante 2 años y luego hice Educación Infantil y hasta hace poco me gradué de educadora infantil, para poder ayudar apersonas en mi misma situación.

Fundación ACM: ¿Y quieres seguir estudiando o buscar trabajo?

Reichel Rincones: No, ahorita quiero centrarme en el trabajo. Porque mientras más estudias más pasa el tiempo y más suben las cosas, por ejemplo, ahorita los precios del alquiler están por los cielos y para nosotros los inmigrantes es súper difícil conseguir un alquiler de casa por las exigencias.

Fundación ACM: ¿Sientes que has tenido o que tienes las mismas oportunidades o posibilidades que una persona que ha nacido aquí?

Reichel Rincones: No, no y no va a pasar realmente porque se nota la diferencia mucho. Por lo menos yo lo noto que soy joven. No las tienes en ningún ámbito ni laboral, ni de estudiar ni nada. O sea, no tienes nada, ni siquiera es lo que te acabo de decir ni para conseguir un piso. Incluso con las ayudas del gobierno hay diferencias.

Fundación ACM: ¿Para quién crees que ha sido más complicado este proceso, para tus padres o para ti?

Reichel Rincones: Para mí. Para ellos también, porque obviamente el tema de la búsqueda de trabajo, el cambiar de país, llevas toda una vida en Venezuela y de repente tienes que cambiar y venir aquí y trabajar de otra cosa que no era lo que ellos trabajaban, el sueldo, las cosas caras. Pero obviamente para mí más porque yo era adolescente.

Fundación ACM: ¿Qué les dirías a gente joven como tú que quiera venir de Venezuela a España o a Europa?

Reichel Rincones: Que los cambios son difíciles, pero siempre son buenos. Que España abre las puertas a muchísima gente en todos los sentidos, es difícil, lleva su proceso también, pero no es imposible.

A mí me gusta mucho España. He pensado en mudarme por el tema del dinero, obviamente porque a lo mejor en otros países ganas más, tienes más oportunidades y tal, pero yo en España estoy súper cómoda.

Fundación ACM: ¿Cómo ha sido tu proceso psicológico? ¿Sientes que has tenido ayuda?

Reichel Rincones: No, no. Mi proceso psicológico va de mal en peor digo yo, pero porque me han pasado muchas cosas, tanto con chicos como en mí. Yo siempre, desde pequeñita he sufrido de baja autoestima porque yo era muy gordita. Entonces cuando llegas aquí y ves esas mujeres que tienen un cuerpo escultural y empiezas con las comparaciones y te haces daño a ti. Recién llegada aquí en España me enamoro de un chico, que era precioso, y cuando le fui a decir que él me gustaba, me dijo que yo no le gustaba porque era negra. A mí me dio un dolor en el corazón, pero yo no lo entendía, yo me lo tomé a mal, porque obviamente era una niña.

Fundación ACM: ¿Te ves volviendo a Venezuela?

Reichel Rincones: De vacaciones para ver mi familia porque todavía tengo familia en Venezuela, pero no me quedaría a vivir. Es que después que tú pruebas otro país, otra cultura, la tortilla de aquí, yo no puedo volver allá.

Parwin: “Cuando las personas refugiadas vienen a un país nuevo, aunque en su entorno no haya guerra, en su cabeza hay una guerra”

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Parwin, refugiada afgana, llegó a España sola en el año 2021, después de que los talibanes entraran a Kabul y tomaran el control del país. Sus hermanos, ex militares, corrían peligro y tuvieron que huir del país. Parwin, estudiante de periodismo en ese momento, pudo salir del país con la ayuda de unos periodistas internacionales chilenos y, aunque su destino inicial era Chile, llegó a España con un avión militar español y finalmente decidió quedarse aquí. Dos meses más tarde, pudo traer a su madre y a sus tres hermanos menores. Desde entonces la familia vive en Valencia y Parwin sigue con sus estudios de periodismo en la Universidad de Valencia gracias al programa Becas Mujeres Afganas.

 

Fundación ACM: ¿Cuándo llegaste a España?

Parwin: Yo en agosto de 2021, en los últimos vuelos directos desde Afganistán. He venido porque tenía familia, mis hermanos fueron militares, yo también era estudiante de periodismo en la Universidad, por eso quería salir.

Fundación ACM: ¿Cómo fue el proceso de llegada?

Parwin:  Difícil, cuando llegué aquí no sabía nada de español, solo hablaba inglés, esto me ayudaba, pero claro en un país con poca gente que hablaba inglés, era un poco difícil para mí. Tampoco sabía cómo estaba mi familia en Afganistán, estaba muy preocupada por ellos, y aquí no sabía nada sobre si podía quedarme en España o si tenía que ir a otro lado.

Fundación ACM: ¿A quién le pediste ayuda en una situación como la que había en ese momento?

Parwin: Me puse en contacto con una periodista de Chile, ella me ayudó.  Los primeros días que llegaron los talibanes hacía entrevistas con ella y con otro periodista internacional, y escribía algo sobre la situación que teníamos en el país. Ella me dijo que podía ayudarme, pero solo a mí. Yo nunca había viajado sin mi familia, pero dije que sí y me ayudaron y llegué a España.

Fundación ACM: ¿Elegiste tú venir a España?

Parwin: Cuando salí de Afganistán mi destino era Chile, pero me pusieron en un avión militar de España, no sé cómo ni por qué.  Cuando llegué aquí no estaba sola, otras dos chicas estuvieron conmigo.

Fundación ACM: ¿Llegaste a Madrid?

Parwin: Si.

Fundación ACM: ¿Había alguien esperándote cuando bajaste del avión?

Parwin: Sí, la primera persona que vino al aeropueto era de Chile y me dijo que en unos días me comprarían un billete para ir a Chile. Yo de verdad no sabía dónde voy, tenía un familiar que vivía en Chile desde hace muchos años, hablamos por teléfono, y al final decidí quedarme en España.

Fundación ACM: ¿Cuánto tiempo tardaste en llegar a Valencia?

Parwin:  Hablé con los de Cruz Roja y les dije que no quería ir a Chile, así que me llevaron a Guadalajara, donde estuve dos meses hasta que llegó mi familia. Entonces fuimos a Valencia.

Fundación ACM: ¿Tu familia cómo llegó a España?

Parwin: No directa desde Afganistán, ellos vinieron de Pakistán. En ese momento no pedían visa de Pakistán, por eso el gobierno de España directamente iba a la frontera y desde se llevaban a las personas que tenían en la lista.

Tuve suerte porque me puse en contacto con unas personas que tenían algo de poder, y me dijeron que intentarían sacar a mi familia, porque ellos de verdad estuvieron en peligro.

Fundación ACM: ¿Quiénes llegaron aquí a España?

Parwin: Mi madre y tres hermanos que son más pequeños que yo. Mis hermanos mayores que eran militares están uno en Canadá y el otro en Irán.

Fundación ACM: ¿Cuántos años tienen tus hermanos que viven aquí contigo?

Parwin:  19, 17 y 15 años.

Fundación ACM: ¿Has podido seguir estudiando aquí?

Parwin: Yo cuando estuve en Guadalajara esos meses estaba sola y mentalmente no estaba bien. La ciudad es muy pequeña y no había mucha gente de otros países. Era era un poco difícil para mí, no aprendí mucho español, aunque lo intentaba mi cabeza no podía. Pero cuando llegó aquí mi familia empecé a estudiar y aprendí rápido el español, y salió una beca de la universidad para mujeres afganas y me aceptaron.

Fundación ACM: ¿Cómo te enteraste de la existencia de esa beca?

Parwin:  Mi objetivo era poder continuar con mis estudios. Yo empecé la universidad en Kabul con 17 años y tenía mucha ilusión la verdad, tenía muchos planes para mi futuro. Y cuando los talibanes llegaron a Afganistán todo fue muy duro para mí.

Todos los refugiados salen de sus países de forma obligatoria. Cuando salen y van a otro país tal vez uno piensa que ya están en un sitio rico, con seguridad y que ya no tienen problemas, pero no es así. Es difícil porque no sabes nada sobre idioma, la cultura, la gente, y no sabes cómo encontrar tu camino, o cómo trabajar por tu futuro. Para mí también era así, mi primer objetivo era continuar con mis estudios. Cuando salí de Afganistán lo primero era salvar mi vida y luego poder estudiar, y lo intenté muchísimo cada día. Por la noche y por la mañana estudiaba español para aprenderlo rápido y poder continuar con mis estudios. Como me puse en contacto con mucha gente diciéndoles que quería estudiar luego cuando salió esta beca me avisaron.

Fundación ACM: ¿Cómo fue la llegada de tu madre y tus hermanos a España?

Parwin: Cuando aterrizaron en Madrid vinieron a Valencia directamente. Yo estuve dos semanas en Guadalajara hasta poder ir a Valencia, porque el primer día no me dejaron ir al aeropuerto.

Para mi familia lo era primero salvar la vida. Cuando llegaron los talibanes el primer día tuvimos que salir de nuestra casa, porque como mi hermano era militar recibió muchos mensajes de amenazas. Él salió del país y nosotros nos escondimos en casa de familiares, pero después de 4 días volvimos a casa pensando que no pasaría nada.

Eso fue por la mañana y por la tarde vinieron los talibanes y buscaron todos los documentos que teníamos en casa, lo desordenaron todo pero nosotros habíamos escondido todo lo que teníamos del gobierno. Teníamos un coche que era del gobierno y también nuestro coche, y se los llevaron.

Querían saber dónde estaba mi hermano. Ellos tenían toda nuestra información, porque en un mes antes llegaron y se mudaron al lado de nuestra casa para vigilarnos, pero nosotros no sabíamos que eran talibanes.  Sabían cuántas personas viven allí, con quien estábamos en contacto. Era terrible

Fundación ACM: ¿Cuándo llegaron estaban en un hostal y en una casa?

Parwin: Estaban en un hostal

Fundación ACM:  Y ¿cómo ha sido el proceso de conseguir una casa?

Parwin: Dificilísimo. Los refugiados cuando llegan no tienen contrato de trabajo y no saben idiomas. Para alquilar querían un contrato y también una persona como aval que dijera que somos de fiar. Nosotros no conocíamos a nadie y cuando empezamos a buscar casa tardamos tres meses en encontrarla.

Fundación ACM: ¿Tus hermanos pudieron ir al colegio cuando llegaron o tardaron en ser matriculados?

Parwin: Si antes que yo llegará a Valencia ya empezaron a ir al colegio, eso fue rápido.

Fundación ACM: ¿Y cómo fue ese cambio para ellos?

Parwin: Para mis hermanos era un poco difícil encontrar amigos y comunicarse con ellos, ya que no hablaban el idioma y era difícil. Cuando iban al colegio tampoco entendían nada. Mi hermano menor que tenía en ese momento 13 años era un poco social y tal pudo aprender rápido, porque en ese colegio, el Santa Cruz, tienen profesores que ya tienen la experiencia en trabajar con refugiados. Los refugiados cuando llegan no solo tienen problemas con el idioma, tienen también problemas mentales. Por eso les ayudaban mucho, y era difícil el primer curso, pero el segundo curso ha ido bien para los dos.

Por ejemplo, para los que vienen aquí dejan su país original, de esto casi estoy segura, que cualquiera persona que viene por obligación, que sale de su país y viene a un país nuevo, no es fácil. Tal vez la gente piensa que algunas veces es así. Piensan que estas personas no tienen cultura, pero de verdad los primeros meses es muy difícil. Cuando vienen a un país nuevo, aunque en su entorno no hay guerra, en su cabeza hay una guerra. Es muy difícil, primero el shock cultural, las preocupaciones sobre su familia, la preocupación sobre su futuro y en este momento lo que necesitan son estos psicólogos, tener un lugar para vivir que no solo sea para que les ayude, también que les dé ánimos de que pueden trabajar mentalmente también con ellos e intentar aprender idiomas. Esto es importante cuando vas a un país, aprender el idioma es lo primero para que lo pueda. Y empezar una vida nueva en un país nuevo para mí ha sido muy difícil, aunque no lo parezca. Decidir muchas cosas, como en este momento qué puedo hacer, puedo encontrar trabajo, encontrar casa. Aunque tienes ayuda estás pensado en eso. Has perdido toda tu vida en tu país, y estás en un país nuevo. Cuando llegas a un país nuevo, eres como un bebe que nace y ya no tiene a su madre y ninguna familia alrededor de sí mismo. Para muchos jóvenes cuando vienen aquí es difícil comunicarse con las personas. Hacer amigos nuevos no es difícil cuando vienes con tu cabeza sin problemas.

Fundación ACM: ¿Crees que la gente a vuestro alrededor entiende vuestro contexto?

Parwin: Yo pensaba que con las redes sociales tenían información, pero cuando hablo de la situación en Afganistán, sobre todo la de las mujeres, me parece que se sorprenden. Pero sí que ahora la gente es menos racista.

Fundación ACM: ¿Habéis sufrido racismo?

Parwin: No, yo cuando llegue aquí algunos abuelos me han preguntado por qué no me quito el pañuelo esto, pero yo no lo veo como racismo, es porque no conocen. Nosotros tenemos una poeta que dice “muchas personas juzgan antes de conocer”. No es su culpa, es por cómo crecemos.

Fundación ACM: ¿Cuáles son las perspectivas de futuro?

Parwin: Hasta ahora mi familia tenía la ayuda del gobierno, pero para mi madre es difícil, aún no ha aprendido el idioma muy bien y no trabaja porque hace muchos años que dejó su trabajo y no estudiaba. Cuando estábamos en Afganistán mis hermanos mayores se ocupaban de nosotros. Ha sido muy difícil para mí, pero para mi madre es 3 o 4 veces más difícil. Estamos preocupados porque cuando termine la ayuda del gobierno de 18 meses no sabemos si podemos continuar con nuestros estudios o tenemos que dejar de estudiar para trabajar y ayudar a mi madre con los gastos de casa.

Fundación ACM: ¿Tu madre ha asistido también a cursos de español?

Parwin: Sí, pero le cuesta porque ella solo habla nuestro idioma, y es un poco difícil aprender un nuevo idioma.

Adnan Almousa: “Tuvimos que pagar una abogada para solicitar la reunificación familiar porque la abogada de oficio tenía una cola de 2 años”

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Fotografía cedida por Adnan Almousa

Adnan Almousa, atleta de 25 años, recibió un disparo en la espalda de un francotirador mientras volvía de comprar el pan en Homs (Siria), su ciudad, y quedó en silla de ruedas. Después de vivir unos años como refugiado en Líbano, donde empezó a participar en carreras con su silla, llegó a España en 2017 gracias a medios de comunicación catalanes que hicieron todo lo posible para que Adnan pudiera participar en el Maratón de Barcelona.

Fundación ACM: Tenías 14 años cuando te dispararon en tu ciudad. ¿En qué año ocurrió esto?

Adnan Almousa: Soy de Siria. Todo empezó cuando tenía 14 años, en 2012. Salí a comprar el pan a las 7 de la mañana, y a la vuelta empezaron manifestaciones contra unos militares en el pueblo. Empezaron los disparos y yo me había quedado en casa de mi abuelo que estaba muy cerca del horno, y mi casa estaba a la otra punta del pueblo, era un poco peligroso porque había un puente y los militares estaban allí y por el puente no podías caminar porque había disparos. Estuve como unas 2 o 3 horas en la casa de mi abuelo, y después cuando todo estuvo en calma ya pude salir, pero no se podía caminar junto a otra persona o en grupo en la calle, teníamos que ir solos.

Fundación ACM: ¿Incluso los niños?

Fundación ACM: Todos. Para cruzar el puente había una cola y teníamos dos minutos por persona para cruzar. Cuando llegó mi turno estaba cruzando cuando escuché un disparo y caí. No sabía qué había ha pasado, estaba en el suelo con mi bici, pero no podía moverme. La gente que estaba en la calle me vio, pero no pudieron acercarse a ayudarme porque les iban a disparar a ellos. Y yo intenté moverme, pero no podía, solo pude hablar y no sentía ningún dolor, hasta que un tío me tiró de los brazos y me arrastró. En principio solo vieron que había un poco de sangre por el cuello, pero cuando me quitaron la ropa se dieron cuenta de que la bala había entrado por la espalda, por debajo del hombro, atravesó un pulmón y fue por la medula espinal, los huesos cambiaron la dirección de la bala y rompió la clavícula y salió por el cuello. Era un francotirador.

Fundación ACM: ¿El objetivo del francotirador eras tú?

Adnan Almousa: Era yo, porque ellos disparan a cualquier persona. La guerra en Siria comenzó el 15 de marzo de 2011, y justo un año después, el 15 de marzo de 2012, ocurrió esto.

Fundación ACM: ¿Y te llevaron al hospital?

Adnan Almousa: Para llegar al hospital, que está en otra ciudad, tuve que cruzar ese mismo puente, y me llevaron mi padre y mi tío. Los que estaban vigilando el puente les hicieron dejar su documentación para poder pasar y llevarme al hospital. No me dejaron dormir en todo el camino hasta que llegué al hospital. Estuve en coma 3 o 4 días y cuando me desperté podía hablar un poco, pero estaba con una botella de oxígeno. Me operado del cuello, en los pulmones tenía una hemorragia interna, unos tubos que sacaban sangre otros que la metían…y muchos puntos en la espalda.

Unos 5 días después vinieron los militares al hospital, y dijeron que había que trasladar a todos los heridos de bala o en manifestaciones al hospital militar. El médico les dijo a mi padre delante de ellos que al día siguiente podía llevarme, pero cuando salieron le dijo “tienes que sacar a tu hijo hoy, si se lo llevan no vas a verlo otra vez”. Te dicen que te llevan al hospital militar, pero cuando estás ahí les dirán que has muerto por alguna enfermedad. No quieren dejar pruebas de que disparan. Esa misma noche me sacaron del hospital a casa de mi abuelo.

Fundación ACM: ¿Con los tubos y todo?

Adnan Almousa: Todo, una enfermera me daba medicinas durante 3 o 4 días en casa, pero necesitaba un hospital y máquinas y la casa no estaba preparada para algo así.  Tuve que salir del país y el país más cercano era el Líbano, la frontera está dos horas en coche. El problema era que si veían que estaba herido de guerra no iban a dejarme cruzar, así que el médico me dio unos documentos para mostrar que la silla de ruedas la tenía desde el nacimiento, y tuve que tapar todos los tubos y cortes durante unas horas.

Cuando cruzamos todo iba bien hasta que tuve que cambiar de coche, ya que no podía entrar directamente al Líbano con el mismo coche. Cuando me cogieron de brazos para dejarme en el otro coche vieron todas las operaciones, porque había manchas de sangre y no pude tapar todo, pero no pudieron hacer nada porque ya estaba en el Líbano.

Fundación ACM: ¿Fuiste solo al Líbano?

Adnan Almousa: Estaba solo, con familiares de mi abuela que son del Líbano y mi abuela, que está allí.

Fundación ACM: ¿Te ingresaron en el hospital en Líbano?

Adnan Almousa: Entré al hospital, empezaron a hacerme otras operaciones para poner otros tubos. He estado con un tema de un virus en una habitación durante un año más o menos. Tenía un triángulo negro en mi habitación para que nadie pudiera entrar. Tenía un virus por la bala y cada herida que tenía se infectaba. Si no te mata la bala, dicen que te mata el virus.

Fundación ACM: ¿Qué tipo de balas son esas?

Adnan Almousa:  Son balas especiales y no son legales en todo el mundo. Cada vez que me daban el antivirus se paraba el virus tres meses, luego se activaba de nuevo. Luego probaron otro medicamente y ya no se activó de nuevo, pero en la espalda tenía una herida muy grande por este tema y tardó más de un año en curarse. Una vez me hicieron una foto donde pueden ver la columna. Esa herida no puede cerrarse sola, se tiene que coser con tipo de carne parecida a la carne humana, como una tapa, y durante entre 15 días, un mes se cura. Es la única manera que pueden hacerlo. Mi familia llegó unos 3 meses después.

Fundación ACM: ¿Quién se estaba haciendo cargo de todos los tratamientos?

Adnan Almousa:   Durante el primer año había una fundación de Catar que se ocupaba de los heridos en mala condición. Eso fue durante unos 7 o 8 meses. Después mi padre tenía unos ahorros, y pagó el antivirus que me ponían.

Después me dijeron que tenía que hacer fisioterapia porque tenía no podía moverme muy bien, y empezar a vivir en la silla de ruedas, adaptarme a la vida para ser independiente. Yo no aceptaba que la gente me viera, ni me visitara, solo mi familia, e iba del hospital a la habitación y de la habitación al hospital. En total he estado dos años entre hospitales y casa. No aceptaba mi vida, lo hacía por hacer, pero no quería seguir.

Cada vez que le preguntaba a los médicos cuándo iba a volver a caminar decían que teníamos que esperar una temporada para ver. Con el tiempo ya supe que no iba a volver a caminar, aunque no me dijeran nada, ya empecé a saber qué estaba pasando.

La fisioterapeuta me dijo que había un equipo de basquetbol, que si quería participar y jugar. Dije que sí pero nunca había visto básquet en silla de ruedas. Ves gente como tú, que están en silla de ruedas, puedes hablar con ellos… Empecé a hacer unos movimientos y era muy difícil, no sabía cómo moverme. Los entrenadores eran muy amables, y empecé a aceptar un poco la situación.

Empecé a vivir y a hacer deporte, salir, hacer unas carreras de 10 km. En la primera carrera que hice en Beirut quedé en tercera posición. Desde ese día empecé a hacer entrevistas con periódicos y con una periodista de aquí de Cataluña, Txell Feixas. A través de esta entrevista me invitaron a hacer un maratón en Barcelona. Era mi primer maratón no sabía que son 42 km, y yo había hecho como 20 km a 25 km en mi vida. Ellos me ayudaron a conseguir pasaporte y el visado para llegar aquí, en una semana se arregló todo.

Fundación ACM: ¿Viniste solo o con algún familiar?

Adnan Almousa: Sí, vine con mi padre porque no podía venir solo. En 2017.

Fundación ACM: ¿Y cómo fue la experiencia del maratón?

Adnan Almousa: Cuando me dijeron que eran 42 km, dije que lo iba a intentar, pero no estaba seguro si lo iba a acabar o no. Había una persona conmigo si necesitaba ayuda y me ayudó un poco en algunos momentos.

Cuando acabé el maratón estábamos tomando café con la gente que me había ayudado, como Raul Romeva, y me dijeron que al día siguiente tenía que volver al Líbano. Les pregunté si tenía posibilidades de quedarme en España, y me dijeron que tenía todo el derecho, podía ir a una comisaría y pedir refugio, pero iba a ser un problema con la gente que me ayudó, los políticos que me ayudaron a venir aquí dieron su nombre y tenían un compromiso de que volvería. Entonces Raul Romeva me dijo “si vuelves ahora al Líbano, te doy mi palabra de que te ayudaré para que vuelvas aquí e intentaré que venga tu familia”.

Volví al Líbano y estuve cuatro meses hasta que un día me llamó un traductor para decirme que Raul Romeva iba a ir a verme a mi casa. Entre Raúl y la ONG Inara, que ayuda a niños heridos de guerra en todo el mundo, me consiguieron otro visado a cualquier país europeo para un año, pero solo para mi padre y para mí, mis madre y hermanas tuvieron que quedarse.

Fundación ACM: ¿Cuándo llegasteis a España?

Adnan Almousa: Llegamos mi padre y yo el 1 de octubre de 2017, y la calle estaba llena de manifestaciones y policías. Dormimos una noche en la casa del traductor y al día siguiente buscamos billetes para Holanda. Estuvimos 6 meses en Holanda y tuvimos que volver a España porque el visado que teníamos era del consulado español.

En Madrid, en el Departamento de los refugiados entre entrevistas los policías me preguntaron “¿a dónde quieres ir? ¿tienes familia aquí¿ ¿conocidos? “Raúl no estaba fuera, estaba en la cárcel con 15 personas más por el tema de la independencia.

Me preguntaron dónde quería ir y yo dije que a Barcelona porque que conocía un hospital, el Goodman, que está especializado en personas que tienen discapacidad y ya me conocen, porque hice entrevistas con ellos por el maratón. Me enviaron a Manresa, no era Barcelona, nadie nos esperó en la parada y teníamos que ir a la otra punta.

Al entrar les pregunté si tenían dos habitaciones para dos personas, no podía estar con 12 personas en una habitación de 2×2 metros, necesito una habitación por la silla. Fuimos a hablar con la directora y conseguimos arreglar otra habitación para mí. En este centro de refugiados estuve 8 meses aprendiendo idiomas y cultura catalana. No fue fácil porque eran dos idiomas a la vez.

No ha sido fácil, había mucha gente de Latinoamérica y Ucrania. Eran 3 fases de 6 meses, una fase y a partir de 6 meses puedes buscar una casa para alquilar y salir del centro. Estuve 3 meses buscando una casa en este pueblo con ascensor, puertas anchas para poder entrar. Al final, hemos encontrado una casa y la hemos arreglado, puedo entrar con mi silla, pero no ha sido fácil.

Mi padre trabajaba de peluquero, porque tenía que trabajar y enviar dinero a mi madre y a mis hermanas, pero no le hacían contrato y sin contrato no podíamos solicitar la agrupación familiar. Así que abrimos una peluquería con unos amigos que hemos conocido aquí, y empezamos a tramitar los documentos para que venga mi familia. Llegaron en 2021, después del COVID.

Fundación ACM: ¿Y cuántos hermanos tienes?

Adnan Almousa: Tengo 6 hermanas, pero aquí están cuatro. Y dos hermanas están todavía en el Líbano, están casadas allí y tienen hijos.

Fundación ACM: ¿Cuántos años tienen tus hermanas que están aquí?

Adnan Almousa: Una tiene 19 años, otra 17, otra 15 y otra 10.

Fundación ACM: ¿Cómo ha sido su llegada aquí y la adaptación al país?

Adnan Almousa:  Mis hermanas llegaron en el verano de 2021. En ese momento mi padre ya tenía trabajo y se dedicaron a conocer un poco el país durante uno o dos meses, para después ya empezar a estudiar. Una de mis hermanas tiene 19 años y tiene el bachiller del Líbano, así que enviamos la documentación traducida al departamento de homologación en Cataluña, pero todavía estamos esperando.

Y la que tiene 17 años, ahora está en primero de bachiller, el año pasado estudió cuarto de eso, la ayudaron con el idioma y le daban cursos de catalán por las mañanas y castellano por la noche. Le ha costado un poco más este año, y hacer amigos es complicado porque hablan en catalán, pero lo está haciendo bien. Y las de 15 y 10 años nos ha costado un poco encontrar un lugar donde inscribirlas, pero con la ayuda de la seguridad social hemos podido encontrar colegios, porque no pueden dejaras sin escolarizar.

Al principio, no les gustaba nada, ni a mi madre ni a mis hermanas. Todo era nuevo, han dejado toda su vida en el Líbano. Han estado viviendo allí 10 años, yo solo he estado 5 y los primeros meses costaron un poco, siempre decían que querían volver y que no querían estar aquí.

Ellos no han vivido lo que hemos vivido nosotros. No han estado en un centro de refugiados, gracias a Dios no han visto todo eso. También en Holanda estuvimos en una especie de cárcel, donde no se podía salir ni entrar por ser de Siria

Fundación ACM: Cuando viniste desde Ámsterdam, estuvisteis en Madrid y os mandaron a un centro de refugiados con la policía. Y tuvisteis que hacer trámites. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿La policía os ayudó o tuvisteis que buscar traductores?

Adnan Almousa:  Cuando llegué al aeropuerto de Madrid pensaba que iba a encontrar a alguien que hablara inglés o un traductor. El piloto tenía mi pasaporte, porque era inmigrante, me enviaron desde Holanda a España, le dieron mi pasaporte al piloto para que no saliéramos de allí. Vino la policía y nos llevaron a unas jaulas del aeropuerto durante unas tres horas, vino un coche y nos llevaron a otro lugar. Era un hostal, nos dejaron allí y todavía tenían nuestros pasaportes.

Tenía que hablar un poco de inglés y ellos hablaban español, no había traductor. En el hostal había gente de todo el mundo y había un chaval que me ayudó a traducir un poco a la encargada del hostal de Cruz Roja. Nos dieron dos camas en una habitación, tenía que quedarme unos días allí para seguir los trámites de la policía, de la Oficina de Asilo. Les pregunté dónde estaba mi pasaporte, y me dijeron que la policía lo enviaba directamente allí y no me lo podían devolver. Tuvimos que esperar 20 días para conseguir cita para las entrevistas, tuvimos 3 entrevistas. Cuando estas en la oficina hay un traductor, pero cuando sales no, si tienes que hablar con alguien del hostal, tienes que buscarte la vida. Te dan 50 euros al mes por si quieres comprar algo tuyo. Estuvimos 40 días para las entrevistas, pero solo había traductor en el departamento de Asilo.

Fundación ACM: ¿Cuándo solicitasteis vuestro permiso de refugiado os pusieron muchos problemas o fue fácil?

Adnan Almousa:  Nos dijeron que tardaría entre 3 y 6 meses, pero tuvimos que esperar hasta un año. Cada tres meses me renovaban la Tarjeta roja, que demuestra que estoy aquí de manera legal. Han tardado 8 meses para decirme que podía solicitar la residencia. Una vez que ya teníamos la residencia mi padre pudo solicitar la reunificación familiar. Tuvimos que pagar una abogada, porque  la abogada de oficio tenía una cola de 2 años. Ellas no tuvieron problemas, pero nosotros sí.

La agrupación familiar va a nombre de mi padre, si mi padre pierde la residencia, mis hermanas ya no la tienen. Están a nombre de mi padre.

Fundación ACM: ¿Cómo fue la relación con la gente de aquí de España? ¿Habéis sufrido racismo en algún momento?

Adnan Almousa:  La gente ha sido muy amable, un poco encerrados entre ellos porque es como dicen, se conocen las familias y son amigos desde niños, y es complicado tener amigos de aquí. Mientras estaba buscando una casa de alquiler no fue fácil porque no hablaba casi nada de español, hasta el cuarto mes no empecé a ir a clases de castellano.

Encontramos un piso que estaba bien y cuando fuimos a verlo el chico nos preguntó si éramos árabes, y al decirle que sí, nos dijo que no alquilaba la casa a personas árabes. Esa fue la única vez que me han dicho algo así a la cara.

Fundación ACM: ¿En Siria seguís teniendo familia?

Adnan Almousa: Tenemos amigos y familiares lejanos. Mis tíos y tías casi todos están en el Líbano. La guerra lleva ya 11 años.

Jónatas Faro Cleto: “En muchos casos los menores que llegan a Chipre no están realmente representados durante las entrevistas por parte del servicio social”

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Fotografía cedida por Jónatas Faro Cleto

Jónatas Faro Cleto, alumno del diploma de Experto Universitario en Sociedades Mediterráneas: Ciudadanía y cambios sociopolíticos en el Mediterráneo, y miembro del Consejo Mediterráneo de la Juventud, nos habla sobre la situación de las personas migrantes y refugiadas que llegan a Chipre, las rutas que eligen, los problemas que enfrentan en la sociedad y la implementación de las políticas gubernamentales, así como la situación de los menores que llegan al país y los desafíos que enfrentan en su integración.

Fundación ACM: ¿Puedes hablarnos de la situación de las personas migrantes y refugiadas que llegan a Chipre?

Jónatas Faro Cleto: Creo que la situación es muy similar a la del resto de Europa, y hay dos principales problemas. Uno son los obstáculos en la sociedad, la islamofobia y la xenofobia, que están en aumento como en el resto de Europa, con una adición en el caso de Chipre debido a la situación política del país y a la división entre el sur y el norte y la nacionalidad griega y la nacionalidad turca, lo que hace que aumente la islamofobia en la República de Chipre.

El otro problema es la diferencia entre las leyes y la práctica. Jurídicamente hablando la situación parece mejor de lo que realmente es porque no hay mecanismos reales de supervisión y monitorización que controlen la aplicación de la ley. En cuanto estadísticas, el informe más reciente es de 2021, por lo que no hay información relativa a las nuevas oleadas de refugiados procedentes de Ucrania, pero hasta esa fecha el mayor número de solicitudes de asilo de refugiados extranjeros en Chipre venía de Siria. El segundo grupo con más número solicitudes era de República Democrática del Congo, después Nigeria, seguido de Pakistán e India.

Fundación ACM: ¿Qué rutas son las que eligen las personas migrantes que llegan a Chipre?

Jónatas Faro Cleto: Vienen de Turquía, porque Chipre no está directamente en la ruta, así que llegan de Turquía al norte de Chipre y luego cruzan hacia el sur. Hay algunos barcos que también a veces van desde la costa de Turquía, pero la mayoría no viene en barcos como en el resto de Europa.

También hay algunas redes de tráfico de personas en Chipre. Hace algunos años el país tenía un gran problema de tráfico sexual de personas que no se resolvió del todo, pero ha disminuido. Actualmente hay redes de trata que explotan a las personas, sobre todo en el campo y los trabajos agrícolas, es una de estas cosas que todo el mundo sabe en Chipre. Hay grandes redes que traen gente del norte al sur para trabajar en los campos, en la mayoría de los casos en condiciones terribles, están casi en condiciones de esclavitud y sin documentación.

Hay un estudio de Proyecto Phoenix y compartido por la Comisión Europea sobre el impacto de COVID-19 en la población migrante y refugiada, pero que muestra también los problemas de la implementación de las políticas del Gobierno. Una de las conclusiones que surge del informe es que esta población ha quedado al margen de las acciones gubernamentales en la crisis, por lo que ha acabado siendo la sociedad civil la que ha proporcionado la ayuda y el apoyo necesarios. Hay fallos que existen en el sistema, sobre todo en relación con el acceso a la información proporcionada por el gobierno, la asistencia sanitaria, la asistencia jurídica y la educación.

Fundación ACM: ¿Cuál es la situación de los menores que llegan a Chipre?

Jónatas Faro Cleto: En el caso de los menores, se han detectado también algunos fallos. Se les asigna un representante desde los servicios sociales en el momento en el que llegan al país para representarles durante la entrevista inicial. El problema es que en la mayoría de los casos esos representantes que se nombra son funcionarios que no tienen suficiente conocimiento o formación en temas legales y de refugio. Así que los menores en muchos casos no están realmente representados durante la entrevista por parte del servicio social. Hay casos de denuncia de este sistema en los que los menores contaron que tenían familiares que viven en otros países europeos y los funcionarios no lo mencionaron en la entrevista. Una vez más, esto manifiesta que hay una gran diferencia entre la ley y su aplicación.

Otro de los problemas es que se trata de un sistema muy mecanizado que hace que sea difícil integrar a esos menores que vienen, muchos de ellos huyendo de la guerra. No tienen una red de apoyo realmente, pero sí muchas reglas. Por ejemplo, tienen un horario específico para comer y no pueden comer fuera de ese horario, y los oficiales que están trabajando allí no pueden darles comida si la piden porque tienen que seguir la norma.  Según el sistema, están intentando integrarlos para que sigan ciertas normas, pero tienen que ser más flexible.

En el caso de Chipre hay otra circunstancia que es la presencia de la guerra, aunque sea un conflicto congelado, sigue estando muy presente. Por ejemplo, los niños que están en el centro de menores ven soldados todos los días. También todos los años en Nicosia se conmemora el día de la invasión en Chipre, y las sirenas antiaéreas empiezas a sonar a las 6:00 de la mañana.

La guerra fue hace 50 años, pero sigue presente y el ambiente es muy hostil, principalmente en la parte sur.

Fundación ACM: ¿Cuál es la zona que concentra más personas migrantes y refugiadas?

Jónatas Faro Cleto: En Nicosia sobre todo hay grandes comunidades de personas que vienen de India, Nepal, Bangladesh…Históricamente Chipre siempre ha recibido refugiados, hay una gran comunidad de chipriotas que son descendientes de los griegos que fueron exiliados en los años 20, y también una gran comunidad de armenios que escaparon durante el genocidio.

Fundación ACM: Con toda esa mezcla de culturas Chipre sí podría estar preparada para acoger a personas inmigrantes o refugiadas, o debería estar preparada…

Jónatas Faro Cleto: Sí, pero eso también es un problema. Aunque casi toda la gente que vive en la parte sur de Chipre sabe hablar inglés, uno de los problemas es que los funcionarios que trabajan con los migrantes y refugiados que acaban de llegar al país se niegan a hablar en inglés y les hablan en griego y les exigen que aprendan a hablar griego con la mayor brevedad posible. En teoría el idioma no debería una barrera, pero en algunas situaciones lo es. He visto estos casos especialmente con inmigrantes que llegan de India y de países africanos.

Fundación ACM: ¿Las personas que llegan a Chipre tienen facilidades para ir a otros países de Europa o se quedan en Chipre?

Jónatas Faro Cleto: En el caso de Chipre es complicado porque no forma parte del espacio Schengen. También hay grupos de personas que llegan al norte del país y ni siquiera pueden pasar a la parte sur. Por ejemplo, es el caso de comunidades de gente que viene de Haití o Colombia.

 

 

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