“Todo hombre es habitante de la Tierra, tanto como de su patria” (Arendt, 1983).
“Lo viejo está muriendo, lo nuevo no llega a ver la luz del día, en este claroscuro surgen los monstruos” (Gramsci).
Creíamos habernos librado del Daesh, pensábamos que nos habíamos librado del Coronavirus, cuyos efectos intentábamos medir en la remodelación de nuestros estilos de vida. Pero a las crisis siguen las tragedias que la humanidad, en su locura, sabe provocar. El Mediterráneo y sus ciudadanos se ven arrastrados a una reconfiguración del mundo que va mucho más allá de sus límites geográficos.
El Consejo Consultivo está muy preocupado por el telón de fondo de las turbulencias que se
están produciendo en el planeta, fuera del perímetro mediterráneo: las luchas entre las viejas y las nuevas potencias; la guerra de Ucrania, donde la vieja Europa, incluso en su versión política moderna de la UE, está demostrando sus debilidades frente a los gigantes.
El Consejo Consultivo observa la brecha cada vez mayor entre los más ricos y los más pobres, en todos los países del área mediterránea, tanto del norte como del sur. La pobreza se extiende. Aumentan las desigualdades entre el Norte y el Sur y dentro de cada país.
El Consejo Consultivo está sumamente preocupado por la crisis sociopolítica que se deriva de ello. La crisis de la democracia representativa en Europa se refleja en el desinterés de la población porlas elecciones, la pérdida de credibilidad de las instituciones públicas y del discurso científico, el auge de la extrema derecha asociada a la xenofobia, el racismo y la violencia contra los más débiles. Los más débiles, los más pobres, cada vez en mayor número, cuya angustia les empuja a emigrar a través del Mediterráneo hacia “El Dorado” del norte que se resisten a acogerlos.
La cuestión energética es cada vez más crucial, crea nuevos conflictos geopolíticos y provoca nuevas desigualdades, que deben abordarse en términos de acceso a un bien público común.
¿DÓNDE ENCONTRAR UNA VENTANA DE OPTIMISMO?
El Consejo Consultivo está observando la recomposición gradual de nuevos grupos sociales que están ocupando su lugar junto a viejas configuraciones como los partidos políticos y los
sindicatos. Estas nuevas redes, nacidas de una floreciente cultura de la movilidad y los intercambios virtuales globales (de lo global a lo local) modifican el paradigma identitario. Pueden ser el germen del pensamiento futuro y fuentes de resistencia.
En el seno de estas redes están surgiendo iniciativas innovadoras impulsadas por la sociedad civil. Se organizan en torno a la benevolencia, la solidaridad y la creatividad, sobre todo en la búsqueda de soluciones para la supervivencia en el contexto del cambio climático, que nos obliga a replantearnos nuestro estilo de vida, a nivel social, político y económico.
LA FACM
El funcionamiento en red de la Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas del Mediterráneo (FACM) es una forma experimental y, en este caso, premonitoria de estos “grupos de expresión y presión” del futuro. El Consejo Consultivo felicita las notables acciones de los Círculos Ciudadanos, núcleos centrales de la red.
El Consejo Consultivo celebra el aumento del número de Círculos, la formación del Círculo Ciudadano de Alicante (España) y del Círculo Ciudadano de Catania (Italia). Y la próxima formación del Círculo de Ammán (Jordania).
El Consejo Consultivo saluda la continuidad de la red de la Fundación y subraya que, gracias a su compromiso durante más de doce años, la FACM es hoy un actor clave de la acción ciudadana en el Mediterráneo.
El Consejo Consultivo felicita a la Fondation pour le Progrès de l’Homme (FPH) por su apoyo constante desde el principio, y espera que este apoyo continúe en los años venideros.
Dado el turbulento contexto geopolítico de los pueblos del Mediterráneo, la estrecha colaboración entre la FPH y la FACM es esencial para mantener viva la llama de la sociedad civil y hacer avanzar la idea de una comunidad de los pueblos del Mediterráneo.
PROPUESTAS
El Consejo Consultivo de la FACM:
‐ expresa su oposición al desmantelamiento de los servicios públicos, que debilita aún más a los más pobres, al poner de rodillas al sector asistencial y sanitario, a la educación y a la cultura,
‐ reitera su compromiso con la lucha contra el cambio climático,
‐ afirma su compromiso con los movimientos que luchan contra todas las formas de violencia, incluida la violencia contra las mujeres, la discriminación y el racismo,
‐ expresa su preocupación por las continuas amenazas a los derechos humanos y las libertades individuales en el Mediterráneo, que a menudo se sacrifican en favor de un enfoque basado en la seguridad, en particular, en la gestión de las cuestiones migratorias,
‐ subraya su preocupación por los ataques de la ocupación israelí y sus colonos contra civiles palestinos, en particular en Gaza y Cisjordania, y reafirma que la solución de la cuestión palestina está vinculada al Derecho internacional, que garantiza los derechos inalienables del pueblo palestino, incluida la creación de su Estado, con Jerusalén Este como capital,
‐ expresa su preocupación por la deriva autoritaria y la falta de respeto de los derechos humanos en Argelia y Egipto, así como por la evolución de la situación política en Túnez, que se aleja cada vez más del proceso democrático, dejando poco margen a la participación pluralista, excluyendo a los opositores mediante detenciones por motivos políticos y amenazando gravemente el Estado de Derecho,
‐ apoya la libertad de expresión y de organización, las soluciones pacíficas y diplomáticas a los conflictos, los procesos democráticos, la comunicación y el diálogo, respetando la diversidad cultural y los valores universales de civilización que son a la vez mediterráneos y europeos,
‐ toma nota de la falta de políticas y medidas económicas, sociales y medioambientales adecuadas para promover el desarrollo sostenible, el uso racional, y la preservación de los recursos naturales en el Mediterráneo.
En particular, en el contexto del cambio climático, nos enfrentamos a problemas cada vez más graves relacionados con el agua, el aire, la tierra, los alimentos y las fuentes de energía renovables.
‐ Subraya la importancia de la cooperación con los organismos públicos locales y regionales, así como con los parlamentos de los países mediterráneos, el Parlamento Europeo, la Unión Africana, la red de ciudades y diversas organizaciones de la sociedad civil.